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Libre [BajiFuyu]

9.

Foxxxyy13

Quizá la parte más complicada del plan no era sincerarme con Baji y hablarle sobre mis sentimientos, la parte más complicada del plan era ni más ni menos que averiguar cual era exactamente la orientación sexual de Chifuyu. No era tan fácil como coger e ir a preguntarle, porque, vale que yo no era quizá la persona más paciente del planeta, pero había estado en su lugar y, si realmente le gustaban los chicos debía decirlo cuando él quisiera y no cuando yo lo necesitara.

Quizá mi mejor amigo fue un poco menos sutil porque desde que me sinceré con él había pasado días soltando indirectas demasiado directas a Chifuyu.

Si íbamos a una librería buscaba un boys love y se lo enseñaba preguntándole que le parecía y si se lo recomendaba, cada vez que veíamos una serie nos preguntaba si creíamos que esos dos hombres estaban o no juntos, le preguntaba constantemente si le gustaba alguien... Y eso era solo lo que yo veía porque estoy seguro de que cuando estaban a solas era igual o más pesado con él. Quizá a Baji le parecía una táctica infalible para ayudarme pero desde fuera parecía más bien que fuera él quien quisiese salir del armario urgentemente.

- Te sinceraste con Keisuke, ¿verdad?

Me había empezado a acostumbrar a que Ryusei me abordase por la calle sin previo aviso, por lo que Baji me había comentado que se había mudado cerca de mi, por eso me lo había empezado a cruzar más de lo habitual. Normalmente me hablaba de cosas triviales, del tiempo, de series , de fútbol,  cada vez iban a menos sus comentarios indecentes y desde luego no había vuelto a sacarme el tema de lo que hablamos aquel día. Por eso me extrañaba que lo estuviese haciendo en ese momento.

- ¿Por qué lo preguntas?

- No sé, - dijo encogiéndose de hombros. Solo era consciente cuando hacía gestos tan exagerados como ese de la diferencia de altura que había entre nosotros. A pesar de que él era un año más pequeño que yo, debía medir más o menos como Draken aunque su apariencia era mucho menos imponente. – no me has vuelto a sacar el tema a pesar de habernos visto estos días.

- No sabía que fuéramos amigos.

- ¿No lo somos? - sonrió con malicia. – Entonces no tengo porque guardarte el secreto y puedo decirle mañana a Chifuyu que te gusta, ¿verdad?

- Los conocidos que se llevan bien también guardan secretos.

- Los conocidos que se llevan bien suelen llamarse amigos, Kazutora, sobre todo cuando se sinceran el uno con el otro.

- Tú no te has sincerado conmigo.

- ¿Cómo qué no? Si te dije que tenías los ojos más bonitos de todo Japón y que podías borrarme el tatuaje a lametazos.

- Sato... - dije rodando los ojos.

- ¿Ya no me llamas por mi nombre? Me vas a hacer llorar.

- A veces no te soporto.

- ¿Eso quiere decir que ahora hay veces que si? Es un gran paso, Hanemiya.

- No me llames así.

- Pues no me llames Sato, Kazutora.

Una pequeña risa se me escapó de los labios y vi como se le contagiaba a Ryusei, he de decir que esta extraña dinámica a veces se me hacía hasta cómoda.

- Está bien, Ryusei. ¿Por qué preguntabas lo de si lo había contado?

- Porque Keisuke está muy pesado con el pobre Chifuyu últimamente.

- Ya lo sé.

- No, no, cuando digo que es muy pesado, es MUY pesado.

- Lo sé, he tenido que soportar durante días que le pregunte por absolutamente cada BL que ve en la librería por su opinión.

- Pues imagínate cuando le pregunta por la opinión de cada chico que conoce...

Frené en seco entrando en pánico, ¿en que estaba pensando Baji? Ryusei frenó unos pasos más adelante y me miró con una sonrisa, supongo que en el fondo disfrutaba de volver a verme en nervioso, aunque esta vez no fuese por su presencia.

- ¿Qué ha hecho que? ¿Y que ha dicho Chifuyu?

- ¿Quieres saber que ha dicho de ti?

- No, idiota, quiero saber si lo ha enviado a la mierda.

- Estamos hablando de Chifuyu, no le enviaría a la mierda ni aunque matase a Ronaldinho.

- ¿Al jugador de futbol?

- No, al gato de Chifuyu. – respondió con una carcajada.

- ¿No se llamaba Peke J?

- Bueno, depende de a quien le preguntes, es una larga historia. Pero el caso es que Chifuyu admira demasiado a Keisuke, da igual cuanto le moleste él solo sonreirá y aguantará, sobre todo si sospecha que quizá es él quien quiere salir del armario.

- Mierda. – murmuré dándome cuenta de lo contraproducente que era todo esto para mi. - ¿Tú qué opinas de todo esto?

- ¿De los métodos bastante confusos de Keisuke o de la orientación de Chifuyu?

- De lo segundo.

- Que tienes que estar muy ciego para pensar que a Chifuyu le gustan las mujeres.

- ¿Tú crees?

- Yo lo sé. – reafirmó con seriedad. – Igual que sabía que a ti te gustaba Chifuyu antes de que tú mismo te dieras cuenta e igual que sé que tarde o temprano acabarás cayendo por mí.

- Se te acaba de caer toda la credibilidad que estabas teniendo.

- Ya lo verás, chico tigre. Pero sobre Chifuyu, quizá deberías hablar con él antes de que tu mejor amigo siga confundiéndole.

- ¿Y que le digo? No es como si pudiera sacarle del armario a patadas.

Claro para el era todo muy obvio pero yo no podía presentarme ante Chifuyu y hacerle un interrogatorio gay, valoraba demasiado su amistad como para hacerle pasar por eso. Además conocía lo suficiente a Chifuyu como para saber que, al igual que un gato cuando se sentía arrinconado, él también sacaba las uñas.

- Es fácil, ¿por qué decidiste venir a mí a contarme que eras bi a pesar de que no solíamos hablar?

- ¿Por qué viniste a incordiar como siempre?

- Porque sabías que a mi me gustaban los chicos. – suspiró como si fuera algo demasiado obvio. – Tú eres amigo de Chifuyu, si le dices que te gustan los chicos lo más probable es que, si a él le gustan te lo diga también.

- ¿Eso quiere decir que a ti te ha contado algo?

Ryusei me miró con una mezcla de confusión y diversión antes de detenerse frente a un bar que aún permanecía cerrado. Chifuyu y él no solo iban al mismo instituto también solían hablar y pasaban tiempo juntos, el mismo Chifuyu me lo había dicho en alguna ocasión, tal vez no lo aceptaría de buenas a primeras, pero se llevaban bien. Y Ryusei, por su parte, no solo no mantenía sus gustos en secreto, sino que también le había visto coquetear en más de una ocasión con él. Así que, si su teoría era cierta, lo más probable es que Chifuyu se hubiese sincerado en algún momento con él.

- ¿Por eso estas tan seguro de que no le gustan las chicas?

- Tal vez si o tal vez no, quien sabe. – dijo con un gesto que emanaba cierta condescendencia. – Nos vemos mañana Kazutora, tengo muchas cosas que hacer. – señaló el bar que tenía a su espalda. – Trabajó aquí, si algún día te aburres pásate, aceptamos menores de siete a diez y tenemos bebidas sin alcohol.

- No cuentes con ello. – dije suspirando a lo que el me respondió guiñándome el ojo.

Estaba claro que no podía confiar en él, aunque una parte de mi se preguntaba si tendría o no razón. Supongo que esa fue la parte de mi que se armó de valor y le envió un mensaje para quedar al día siguiente sin Baji de por medio.

No era la primera vez que quedaba a solas con Chifuyu, pero quizá si era la primera vez que le invitaba a mi casa. Mi madre se había ido unos días de viaje con sus amigos y, por primera vez en años tenía la casa entera para mí. Algo que parecía estar puesto en bandeja de plata para que pudiese hablar de un tema tan privado como era este con Chifuyu.

Él miraba todo con absoluto detenimiento, como si fuese a encontrar alguna respuesta en cada uno de los estampados de animales que sobrecargaban mi cuarto. Pero al parecer la respuesta no estaba ahí, sino en los posters. Primero se fijo en el poster del cantante de un grupo de J-rock que adornaba mi pared. En un primer momento lo colgué ahí porque me gustaba su música, pero en ese momento sabía que había algo más, que también me gustaba su apariencia. La mirada de Chifuyu se alejó rápidamente del poster del cantante para dirigirse al poster de una modelo en ropa interior que me había regalado Pah hacía dos cumpleaños. No entiendo como mi madre me lo dejó colgar porque era obsceno y dejaba demasiado poco a la imaginación, pero hasta aquel entonces era prácticamente una reliquia para mí. Chifuyu lo miró extrañado antes de dirigir su mirada hacía mi.

- ¿Te gustan estas cosas? - no supe si se refería a los posters o a lo que salían en ellos.

- Si, ambos. – la respuesta iba con un claro doble sentido, pero no esperaba que él lo captase.

- A mi me gusta más aquel, nunca entenderé que le veis a estas cosas. -dijo señalando la modelo con una mueca de desagrado. 

Y si lo que necesitaba era una manera de sacar el tema, creo que Chifuyu me había dado pie a la mejor sin ser ni siquiera consciente.

- Cada uno tiene sus cosas buenas, ¿sabes? Si entrases en el cuarto de Pah lo encontrarías forrado de fotos como esta y, probablemente el de Mitsuya serían más fotos como ese de ahí.

- El de Mitsuya esta lleno de fotos de modelos, princesas y algunos dibujos de Hello Kitty. – alcé una ceja y el se encogió de hombros mientras reía de esa forma tan suya que es capaz de iluminarlo todo. - ¿Qué? Estuve allí hace poco para probarme una cosa, se justificó diciendo que era por sus hermanas, pero creo que a él tampoco le desagrada que se vea así. Supongo que le inspira para sus diseños.

- ¿Estuviste allí? – asintió. – ¿Y te dejó entrar? A mi siempre me deja esperando en la calle o en el recibidor.

- Eso es porque tiene miedo de que te insinúes a sus hermanas o les digas algo indecente.

- ¿Por quién me tomáis? Yo no haría eso, ni que fuera Hanma. – tuve que recular un poco porque el primer nombre que se me vino a la cabeza fue el de Ryusei y no quería mencionarlo delante de Chifuyu. - Igualmente, es raro que te dejase entrar, hasta donde sé ni siquiera Kei ha pasado del salón.

- Bueno, fui a echarle una mano como modelo y a pedirle consejo.

Mi cerebro pareció cortocircuitar por un momento, justo cuando pensaba que la razón de la conversación se había perdido, la suerte parecía tornarse de mi lado. Chifuyu y Mitsuya no eran cercanos, no es que no fueran amigos, claro que no, hablaban, interactuaban y estoy seguro de que en alguna ocasión hasta se llamaban. Pero nunca les había visto quedar a solas y mucho menos me imaginaba a Chifuyu entrando al mundo de la moda, que es en lo que Mitsuya podría ayudarle en lugar de Baji, Takemichi o yo mismo. En la moda o...

- Chifuyu, - dije con el tono más serio que pude mientras me sentaba en la cama. – la razón por la que le pediste consejo a Mitsuya no estaba relacionado con la moda, ¿verdad?

Noté como se tensaba de golpe e incluso juraría que le vi sonrojarse, movió varias veces con nerviosismo los labios antes de cerrar los ojos con fuerza y negar. No tuve que decirle nada el mismo se sentó en la cama juntó a mí. El olor a vainilla de la colonia que solía usar él en aquel entonces me invadió por completo cuando soltó un enorme suspiro y clavó su mirada en mi techo.

- Dios, no sé ni como empezar con esto... - tuve el impulso de frenarle, de decirle que no hacía falta que dijese nada si no estaba preparado, pero una parte de mi quería, no, necesitaba saber exactamente que es lo que estaba pasando dentro de Chifuyu. – Llevo tiempo queriendo hablar del tema con Baji y contigo, pero no sé cómo sacar el tema, no sé cómo os lo tomareis ni si me entenderéis, mierda, si ni yo mismo me entiendo ahora mismo, ¿Cómo lo vais a hacer vosotros? – tomó aire y bajo su mirada hacia la mía. – Encima Baji lleva unas semanas muy pesado con el tema y no entiendo que me quiere decir. ¿Está sacándome del armario? ¿Saliendo él? ¿Intenta decirme que no me preocupe y que me acepta como soy? ¿Qué cada vez soy más obvio o...

Si me preguntáis que expresión estaba poniendo Chifuyu mientras decía todo esto no sabré responderos porque en algún momento de su conversación, mi mirada se había desviado hacia sus labios y observaba con detenimiento todos y cada uno de los movimientos que estos hacían mientras hablaban. En aquel momento mi atención estaba divida, una parte de mi le estaba escuchando porque sabía que aquello que me estaba diciendo era importante para él, pero la otra solo pensaba en lo bonitos que eran sus labios y las ganas que tenía de besarlos en cómo de locura sería que lo hiciera.

- ¿Tora me estas...

- Me gustan los chicos, Chifuyu. – dije sacándole de dudas, pero sin alzar mis ojos de aquello que tanto anhelaba. – Por eso Kei está tan pesado, queríamos, bueno, - tragué saliva para corregirme. – más bien yo quería saber si también te gustaban los chicos.

- ¿Por qué? – preguntó acercándose inconscientemente hacía mí.

Solo alcé los ojos en un momento y fue en ese, me dejé ahogar por aquellos ojos azules y todas las palabras empezaron a apelotonarse en mi mente. En aquel momento Chifuyu estaba precioso, o yo le veía precioso. Había estado todo el camino hasta allí pensándolo, en como tenía el pelo ligeramente desordenado porque había hecho mucho viento durante todo el día, en lo bien que le quedaba aquella camiseta de tonos pastel y hasta en la peca que asomaba en su brazo justo donde terminaba la camiseta. Chifuyu no era muy pecoso, por lo que al verla solo pude pensar en las ganas que tenía de desnudarlo y descubrir si escondía más como esa y donde. Sin embargo ahora, estando frente a frente con él, sobre mi cama y a tan poca distancia, mis pensamientos no iban tan lejos, no necesitaba desnudarlo, me conformaba con mucho menos.

- Porque quiero besarte, Chifuyu. ¿Puedo?

Me arrepentí de las palabras al instante. Solía ser directo en estos temas, porque ya que a mi me costaba captar las indirectas temía que para la otra persona también fuera así, pero Chifuyu estaba hecho de otra pasta. Era inocente y acostumbraba a ser un trocito de pan, sobre todo cuando Baji estaba presente, pero si en algo se parecían esos dos es en que si algo molestaba a Chifuyu se volvía tanto o más irascible e imprevisible que él.

Así que haber sido directo solo podía acabar en tres caminos, que me dijese que no había problema, que me rechazase con más o menos tacto o que acabásemos a golpes en cuestión de segundos, y en aquel momento apostaba todo a que sería la tercera, así que cerré los ojos con la intención de encarar el golpe, no con la intención de sentir sus labios contra los míos, que fue lo que pasó.

Chifuyu no besaba como Baji, pero se notaba a leguas que ese no era su primer beso. Aunque fue un beso corto no fue para nada casto, uno de los errores que más cometía la gente era pensar que él era alguien tímido y reservado, cuando en realidad siempre ha sido alguien ambicioso y pasional y más o menos eso es lo que transmitió con ese primer beso que nos dimos.

Cuando nos separamos fue como si hubiese tirado de las palabras que tanto habían querido salir durante los últimos días.

- Me gustas. Me gustas muchísimo.

- Creía que no eras un romántico, Tora. – aquellas palabras salieron detrás de una sonrisa, noté la broma y la provocación que había tras ellas. Supongo que notó que aquellas palabras no fueron suficientes para mí porque apretó los labios antes de dejar caer su cabeza sobre mi hombro. – Sé que no es lo que esperas oír pero aún estoy confundido con todo esto. Te admiro mucho, porque yo aún no se lo que me gusta ni lo que necesito.

No podía lograr entenderlo del todo, porque a diferencia de él yo no había tenido que dejar atrás todo lo que creía ser hasta ese momento. A mí me seguían gustando las mujeres, seguía sintiéndome atraído por ellas, solo me había dado cuenta que no era lo único que me atraía, pero por lo que me estaba dando a entender, Chifuyu dudaba hasta de eso. Había sido egoísta, aunque nunca quise forzarle no había respetado sus tiempos y por mucho que me doliese haber probado la miel antes de saber que no podía tenerla no pensaba cometer el mismo error dos veces. Le acaricié el pelo con dulzura antes de apoyar mi cabeza sobre la suya.

- Esperaré si eso es lo que necesitas.

- Ese es el problema que no lo sé. – Chifuyu apoyó su mano sobre mi pierna y me dio un ligero apretón. – Pero quiero intentarlo, creo que si alguien puede ayudarme con esto ese eres tú, aunque quizá tenemos que ir un poco más lento de lo que te gustaría.

- Como si quieres que no nos demos la mano hasta el primer mes, - bromeé – a partir de ahora prometo ir al ritmo que tú me marques.

- Y tampoco podemos decírselo a nadie. Ni a Baji. Quiero estar seguro de que esto es realmente lo que soy antes de hacer una afirmación tan importante.

- Solo necesito que lo sepamos tú y yo, el resto del mundo me da igual.

Alzó la cabeza de mi hombro y me miró extrañado y con una sonrisa intentando ocultarse en su rostro.

- No sabía que eras tan dulce.

Para ser honestos, ni yo mismo lo sabía, pero ya os había dicho que Chifuyu era mi debilidad y si él me hubiese dicho que parase el mundo en aquel instante, creedme que habría hecho todo lo posible por hacerlo.

- Lo soy, ¿quieres comprobarlo de nuevo?. – afirmé mientras le tomaba de la barbilla haciendo que se girase hacía mi, justo a tiempo para recordar que había dicho que iría a su ritmo. – Espera, ¿los besos están dentro del ritmo al que quieres ir?

- Lo están. – susurró acercándose un poco más.

Sonreí antes de besarle de nuevo, sintiendo que nada de lo que estaba pasando podía ser real que debía estar en un sueño del que no quería despertar jamás. 

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