ZingTruyen.Store

Libre [BajiFuyu]

8.

Foxxxyy13

Odiaba tener que admitir que el primer beso de Baji fue jodidamente increíble y odiaba tener que admitir que había descubierto que para mi no había demasiada diferencia entre besar a un chico o a una chica. Fue gracias, o por culpa, de ese beso que acepté no solo mis sentimientos por Chifuyu sino también mi sexualidad. Pero una cosa era aceptarlo y otra muy diferente era hacerlo público, así que de momento no me había sincerado con nadie, ni si quiera con mi mejor amigo.

Tengo que agradecer que aquel momento no complicase las cosas con Baji porque sé que podríamos haberlo hecho y acabar con nuestra amistad para siempre, por suerte aquel beso solo sirvió para fortalecerla aún más y aclarar mis dudas. Nos reíamos constantemente de él, hasta Chifuyu empezó a sospechar que algo había pasado esa noche y nos había acercado más, si era posible.

Supongo que fue un extraño cumulo de cosas y situaciones que se produjeron después de aquella fiesta de Halloween que hizo que, meses después, cerca del cumpleaños de Pah decidiera, o mejor dicho necesitara, aclarar ciertas cosas con Baji, porque lo último que quería era que nuestros sentimientos influyeran en nuestra amistad y, por mucho que ahora fuese consciente de que me gustaba Chifuyu, si Baji tenía unos sentimientos similares yo tiraría la toalla.

El problema es que por mucho que hubiese tomado la decisión no estaba muy seguro de cómo debía abordar el tema. Conocía bastante bien a Baji pero no era capaz de saber cómo iba a reaccionar nunca, la única persona que era capaz de hacer eso era Chifuyu y, claro, era bastante complicado pedirle consejo  a la persona que me gusta sobre como decirle a mi mejor amigo que me gusta pero que pienso tirar la toalla si el siente lo mismo.Tampoco podía pedirle consejo a Ryoko, por mucha confianza que tuviera y muy abierta de mente que fuera no estaba seguro de cómo se tomaría que a mi me gustasen también los hombres, o que insinuase que a su hijo también. Además, sabía que si sacaba el tema y ella tiraba del hilo lo suficiente podría hasta conseguir que le contase que me había besado con su hijo. Así que ambas opciones estaban más que descartadas.

No sé cómo, en medio de mi divagación acabé sentándome en un muro de camino a casa a pensar, ni cuanto rato estuve hasta que aquella sonrisa traicionera y reluciente sobre aquella piel morena se interpuso en mi campo de visión. Estaba seguro de que Ryusei tenía un radar para aparecer en mi camino en lo peores momentos. Cuando mi mirada se cruzó con la suya agrandó más su sonrisa y acortó la distancia hacia mí.

- ¿En que piensas tanto, chico tigre? – preguntó mientras tomaba asiento junto a mi sin que si quiera le hubiera dado permiso.

- En si hay alguien más molesto en la faz de la tierra que tú.

- Así que piensas en mí, ¿eh? Sabía que en el fondo te había robado el corazón. – suspiré haciendo que una risa se escapase de sus labios y, sorprendentemente me sonó mucho más dulce de lo normal. – Ahora en serio Kazutora, ¿estas bien? No sé en qué estás pensando, pero te está saliendo prácticamente humo de la cabeza.

- Como si te importara.

- ¡Eh! – dijo fingiendo falsa indignación. – Si algo está haciendo sufrir al chico con los ojos más bonitos de japón también me afecta a mí.

Miré a Ryusei y la sonrisa que se iba dibujando en su rostro y noté como se me contagiaba. Puede que me resultase molesta su manera de coquetear con absolutamente cualquier cosa que tuviese pulso o que se tomara unas confianzas con la gente que no le habían dado, pero sabía que era un buen chico. Un buen chico que conocía bastante bien a Baji y que podía entenderme si le decía que me gustaban los chicos y que, si decidía decir alguna palabra, nadie le creería porque en aquel entonces rara vez nos habían visto juntos en público.

- Tengo un dilema. – empecé. - ¿Prometes no reírte y no decirle nada a nadie?

- No lo sé, ¿Te me vas a confesar? – chasqueé la lengua haciéndole notar que estaba a punto de arrepentirme de mi decisión. – Esta bien, no diré nada. ¿Qué te pasa?

- ¿No reirte? - él se encogió de hombros haciéndome suspirar, en esos momentos ya me daba igual hasta que se riera, solo necesitaba hablar con alguien.  - Me he dado cuenta de que quizá me gustan los chicos.

- Y me vas a pedir un beso, ¿verdad?

- Y me he dado cuenta de que me gusta Chifuyu. – le corregí haciendo que esta vez fuese el quien chasqueaba la lengua con diversión.

- Más noticias nuevas a las diez. ¿Te quieres declarar?

- No exactamente, quiero hablar del tema con Kei, porque siento que el también siente algo por Chifuyu.

- ¿Keisuke? – asentí. - ¿Keisuke Baji? – preguntó para reafirmar haciendo que volviese a asentir. – Lo dudo, siempre es Chifuyu quien va tras el en el instituto y, si me preguntas, parece más bien que sea al revés, que a Chifuyu le guste él.

Noté un pequeño pinchazo en el corazón, porque si, yo también veía la manera en la que Chifuyu le miraba, le seguía a todas partes o le dedicaba aquellas sonrisas que nunca le había visto hacer con nadie más. Pero también lo veía a la inversa, como Baji se preocupaba por él, como le miraba y como le hablaba, tan diferente a como lo hacía con los demás.

- Pero Kei es totalmente diferente cuando está con Chifuyu.

- ¿Y? Creo que es más como si cuidara de él, como un hermano pequeño o un gatito perdido. Keisuke parece asexual, no creo que le guste nada más que cuidar de los animales.

- Yo no creo eso.

Lo dije sin pensar y sin segundas intenciones, no tenía en mente el beso que nos dimos en aquella fiesta, aunque de no ser por el probablemente yo pensaría como mi acompañante. Cuando íbamos a la playa Mitsuya y Baji siempre eran los únicos que no miraban a las chicas y se dedicaban a nadar de un lado a otro o hacer agujeros en la arena donde enterrarse. Lo mismo con las revistas, las fotos o las cintas que robaba Pah de escondidas a su padre. Creo que lo único relacionado con el sexo por lo que tuvo interés Baji fue por una especie de libro que encontró en la basura llamado las cuarenta y tres posiciones o algo así. Quizá en ese entonces no me di cuenta que las señales indicaban que a Baji no es que no le interesase el sexo, es que no le interesaban las chicas.

- Como sea. ¿Entonces que es lo que quieres? ¿Pedirle a Keisuke el visto bueno para declararte a Chifuyu?

- Si, algo así. Quiero que me diga que no le importa que de el primer paso. 

- ¿Y qué harás si te dice que le importa?

- Olvidarme de Chifuyu, ya vendrá alguien más que me guste.

- ¿Cómo yo? – suspiré negando con la cabeza, porque desde luego ese chico no tenía remedio, pero recuerdo que por algún motivo le dediqué una sonrisa mientras lo hacía. - ¿Y si es Chifuyu quien no está interesado?

- Al menos lo habré intentado.

- Me gusta tu filosofía tendré que empezar a aplicarla.

- Como si no lo hicieras ya.

- No lo hago. – se acercó un poco más de la cuenta a mí haciéndome retroceder la cabeza por inercia. – Pero si quieres empiezo ahora mismo.

- No tienes remedio. – dije bajándome del muro en el que estábamos sentados. Saqué mi móvil del bolsillo y miré la hora, aún era pronto y no quería ir a casa. Volví a mirar al chico que se había sentado a mi lado que aún me miraba con una sonrisa y pensé que , por primera vez, tendría un detalle con él. - ¿Tienes hambre? Iba a pasarme por una cafetería que está cerca de aquí. ¿Quieres venir?

- ¿Es una cita?

- No sé porque intento ser amable contigo...

- Es broma, tendría que ir a trabajar. – Sentí algo de tristeza al escuchar las palabras de Ryusei, no se si por el hecho de que fuera el quien me rechazase o porque por una vez que intentaba hacer algo bien no me salían las cosas como yo quería. – Pero te tomo la invitación para otro día, si te parece.

- Como quieras, no te entretengo más. Que vaya bien tu trabajo.

- Que vaya bien tu primera declaración de amor, chico tigre.

Viéndolo ahora con perspectiva, tal vez esa conversación tampoco sirvió de mucho, pero a mi me dio el coraje que me faltaba para recorrer los pasos que necesitaba dar. Tal vez solo necesitaba salir del armario antes con alguien o algo así. 

No fui a la cafetería, en su lugar fui a por mi moto y me planté en casa de mi mejor amigo tan rápido como pude. Creo que nunca he subido aquellas cinco plantas con tanta pisa como lo hice ese día. Los nervios me habían abandonado, o al menos lo hicieron hasta el momento en el que fue el mismo Baji y no su madre quien abrió la puerta. Llevaba la ropa que utilizaba cuando entrenaba en su casa y estaba sudado por lo que deduje que estaría solo en casa, estaba sorprendido de verme ahí y con razón, no solía ir a verlo entre semana y menos sin avisar.

- ¿Puedo pasar? – pregunté.

- Claro, Tora, pero, ¿ha pasado algo?

- No exactamente, solo quiero, hablar.

- ¿De qué?

- ¿Pudo pasar y te lo explico ahí?

Baji asintió y se hizo a un lado para dejarme pasar, me descalcé cerré la puerta tras de mi y me dirigí derecho hasta su cuarto. Escuché su risa tras de mí.

- Vaya prisas, ¿te me quieres declarar o algo?

- No. – me apresuré a decir girándome hacía el. – Pero podemos sentarnos, es algo serio.

Su rostro cambió por completo y me hizo un gesto con la barbilla para que tomara asiento. Agarré la silla que tenía en su escritorio y observé como el se apoyaba en su cama la cual estaba desecha, probablemente desde la mañana.

- Dispara.

Sus palabras sonaron serias y frías y sentí como el pánico empezaba a apoderarse de mi. ¿Y si no se lo tomaba bien? ¿Y si esto ponía en jaque nuestra amistad ahora que estaba en su mejor momento? Me había envalentonado tras hablar con Ryusei pero ahora, con Baji delante, las cosas no parecían tan sencillas. Sentí un nudo formándose en mi estomago y las palmas me sudaban, estoy seguro de que Baji si pensó que me iba a declarar a él.

- Kei.

- Tora. – me respondió al ver que yo no continuaba tras unos segundos. - ¿Qué pasa? ¿Va todo bien?

- Si, es solo que... - tomé aire y decidí no andarme por las ramas, no preparar el terreno porque cuanto más lo hiciera más nervioso me pondría y más se complicaría todo. - ¿Te gusta Chifuyu?

- ¿Otra vez con es? – gruñó. – Ya lo hablamos hace tiempo, ¿Qué te hace pensar que las cosas han cambiado? Solo somos amigos y...

- Vale, genial, porque a mi si. – le detuve.

Baji tomó aire con fuerza como si mi confesión le hubiese dejado sin y me miró sin decir nada, se que no fue su intención, pero sentí que lo hacía como si no me reconociese.

- Gustar como... ¿te gusta una chica? – asentí. - ¿Chifuyu? – volví a asentir.

- Si.

- ¿Ya no te gustan las chicas? ¿Es por... lo que pasó en Halloween?

- Si, me gustan las chicas, pero también algunos chicos, – intenté explicarle. – es raro. Y no, no es por lo que pasó, pero quizá eso me ayudó a aclararme un poco.

- ¿Y crees que a él también le gustan los chicos?

- No lo sé. – me encogí de hombros. – Antes de averiguar nada quería saber si a ti no te importaba.

- ¿Qué te gusten los chicos o que lo haga Chifuyu?

- ¿Ambas?

Suspiró alzando aquellos dos ojos imponentes hacia mi, durante un instante pensé que iba a golpearme porque parecía molesto. Aún así, esa no fue su reacción. Baji me pasó el brazo sobre los hombros y me sonrió con aquella sonrisa tan genuina suya.

- Mientras tú seas feliz a mí me da igual. Solo no la líes con Chifuyu, ¿si? Quiero que los tres sigamos siendo amigos.

Sentí como un peso se me quitaba de encima y me giré para abrazarlo con fuerza, dándome igual que estuviese sudado y oliese mal. Dándome igual absolutamente todo. Quería a Baji, siempre lo he querido y siempre lo haré y que me mostrase ese apoyo incondicional era algo que siempre valoraré.

Aunque ahora se que durante aquella conversación no fue sincero conmigo o quizá fue gracias a esa conversación que empezó a ser sincero con sus verdaderos sentimientos. 

Bạn đang đọc truyện trên: ZingTruyen.Store