7.
Cuanto más tiempo pasaba con los dos chicos más notaba que mi plan se iba al garete poco a poco. No porque hubiese dejado de pensar que Baji sentía algo por Chifuyu, cada día pensaba más que eso ocurría, tampoco era porque pensase que sus sentimientos no fueran correspondidos, estoy seguro que una parte de mi ponía la mano en el fuego a que lo eran, sino porque yo mismo estaba empezando a estar confundido también. A mi me gustaban las mujeres, y mucho, y yo les gustaba a ellas. Hacía varios meses que había perdido la virginidad y, aunque no habíamos hablado del tema estaba bastante seguro de que ellos dos nunca habían tenido ningún tipo de experiencia sexual, al menos Baji no. El problema estaba que últimamente Chifuyu estaba empezando a ponerme igual de nervioso que lo hacían algunas mujeres y ni yo sabía como había empezado eso, ni cuando.
No faltaba mucho para su cumpleaños, el segundo que íbamos a pasar los tres juntos y, si no recuerdo mal, el de sus dieciséis, estábamos los tres tirados en el suelo de su cuarto buscando un disfraz de Halloween que daba Mikey dentro de dos días. Como siempre lo habíamos dejado todo para el último momento y el único que tenia un salvo conducto era Chifuyu, quien aún guardaba el disfraz de príncipe que había utilizado el año pasado.
- Mikey ha sido muy claro, - le explicó Baji. – nada de repetir disfraz.
- Puedo ir de príncipe zombie.
- Que bien pensado, yo puedo ir de prisionero zombie. – sonreí
- ¿Y yo que voy de vampiro zombie? Descartado.
- Venga, Kei, puedes buscarte otro disfraz, seguro que tienes alguno de otro año que puedas zombificar.
- Solo me viene el de hombre lobo y tampoco puede haber un hombre lobo zombie.
- ¿Por qué no? – preguntó Chifuyu . – El vampiro tiene sentido porque ¿Cómo matas algo que ya esta muerto? ¿Pero el hombre lobo? Yo creo que si.
- Pero el hombre lobo al final es un hombre. – opiné.- ¿No le convierte eso en un zombie lobo a secas? ¿Puede transformarse estando muerto? ¿Cómo se transforma un hombre lobo para empezar?
- Te tiene que morder un hombre lobo.
- Entonces una mordida contra resta a la otra. – resopló Baji. – Nada, descartado, un hombre lobo no puede ser zombie.
- ¿Podemos ir de la realeza? – propuso Chifuyu barriendo de nuevo para casa.
- No puedes repetir. – me quejé.
- Bueno, yo puedo ser rey en lugar de príncipe y vosotros podéis ir de príncipe o uno puede ser mi reina.
- No pienso vestirme de mujer, – se apresuró a protestar Baji. – y Tora no daría el pego como mujer.
- ¿Por qué no?
- ¿Quieres travestirte? – preguntó Baji alzando una ceja y dejé que mi mente me imaginara disfrazado con reina con una falda larga y una peluca rubia y un escalofrió me recorrió el cuerpo. – Me lo imaginaba. ¿Otra idea?
- Bueno no tenéis que ser príncipe y reina podéis ser mis esclavos.
- Denegado.
Tras la negativa de Baji me tumbé bocarriba mirando el techo, queríamos ir los tres de una sola temática, que se pudiera hacer rápido, que no fuese demasiado cara ni incomoda y, a poder ser que nos encajase a los tres. Era algo bastante complicado, porque lo que nos encajaba a Baji y a mi, no solía encajar con el rubio y viceversa. Si yo no estuviese en el equipo ellos podrían haberse disfrazado de gato y lobo, por ejemplo, pero a mi no me pegaba ninguna de las dos y si iba de tigre volvía a desentonar. También sería raro que hubiese dos felinos y otro que no. Los tres de felinos podríamos ser un gato, una pantera y un tigre, pero esta vez era el gato el que parecía desentonar y no veía a Chifuyu como un gran felino como un león. Podríamos ir de policías, pero estaba seguro de que habría ya alguien disfrazado de eso y queríamos que fuese original, además la idea era que cada uno tuviera su esencia.
Pasaban por mi cabeza todos los disfraces que había visto en mi vida y nada, nada me encajaba. El rostro de Chifuyu se interpuso entre mi vista con el techo sacándome por completo del bucle de pensamientos en el que parecía haber entrado.
- ¿En qué piensas?
Fue entonces cuando lo vi, lo que siempre había estado ahí pero los tres habíamos estado demasiado ciegos para verlo.
- ¡Lo tengo! – exclamé levantándome tan rápido que estuve a escasos centímetros de darle un cabezazo – Eres un ángel, Fuyu.
- ¿Gracias?
- No, literalmente eres un ángel, el de Kei concretamente y yo su demonio.
- ¿Ángel y demonio? – dijo mirándonos respectivamente. – Lo veo, os pega ¿pero y que hay de mí? Porque no puedo presentarme a la fiesta diciendo que voy de mi mismo y esperar que Mikey no se queje y este refunfuñando toda la noche.
- Tiene razón, una de las condiciones que pusimos fue que cada disfraz tuviese sentido individualmente.
- Pues serás un monje.
Los tres nos giramos hacia el marco de la puerta donde Ryoko estaba apoyada con una bandeja con galletas, dos vasos de leche y uno de zumo que intuimos que era para su hijo. Baji frunció el ceño a su madre.
- No pienso ser un monje, mamá.
- ¿Por qué no? – bromeó ella dejando la bandeja en el suelo y sentándose junto a nosotros. – Te pega mucho y creo que es fácil de hacer, podríamos adaptar un vestido de cuando estaba embarazada de ti.
- ¿Tienes fotos? – dije sin pensar.
- ¡Tora! – me recriminó. – Mamá no me pega ser un monje.
- ¡Claro que si! El monje desencaminado que quiere hacer el bien pero tiene un pequeño demonio que a veces le lleva por el mal camino. – dijo aquella frase pasándome un brazo por encima. - Claro que si.
- Creo que Kei me lleva más por el mal camino que yo a él. – comenté siendo plenamente consciente del gesto tan amistoso y cercano que había utilizado conmigo y que, si lo hubiese utilizado unos meses antes hubiese provocado que convulsionase.
- Ya lo sé, Tora. – me sonrió. – Pero con esa apariencia tuya te pega más a ti que a él ser el demonio, además creo que estarías adorable. Igual que tú de ángel, Chifuyu.
Tras la mención de su nombre Baji dirigió su vista hacia el rubio y alzó la barbilla formulando la pregunta sin decirla. Porque de los cuatro el era el único que no se había posicionado y muy en el fondo yo sabía que si a Chifuyu le parecía bien Baji aceptaría, aunque fuera solo para poder verle vestido de ángel. Y lo peor es que yo también lo había propuesto con ese único motivo, así que cuando el rubio asintió no pude evitar el sonido de victoria que escapó de mis labios.
Por suerte o por desgracia, Mikey no conocía el concepto de una pequeña fiesta entre amigos. El dojo de los Sano estaba lleno de todas las personas con las que había cruzado aunque fuera una mirada en Tokio. No se como había convencido a Shinichiro para que comprase alcohol pero había una mesa entera con ello. Perdí a Baji y a Chifuyu después de llenarme el tercer vaso, ni siquiera sabía que me estaba poniendo simplemente miraba las botellas y juntaba alguna con el jugo que hubiese más cerca pensando que si estaba una al lado de la otra es porque debían combinar.
- ¿Te han dejado solo, chico tigre?
Reconocí la voz al instante así que tuve que serenarme un segundo ante de girarme hacía mi interlocutor. Alcé la vista topándome antes con el tatuaje que lucía con orgullo en el mismo sitio que el mío que son sus ojos.
- Cuanto tiempo sin vernos, Sato. – una sonrisa se dibujó en su rostro. – Veo que aún no te has tapado el tatuaje horrible de tu cuello.
- ¿No te gusta? Yo venía a proponerte que intentases borrármelo con la lengua, pero me llama más la atención que ya no vayas pegado al culo de Keisuke, ¿habéis cortado o te lo ha robado Chifuyu?
He de confesar que me molestó en sobremedida escuchar su nombre salir de sus labios.
- ¿De qué le conoces?
- Va a mi curso, ¿no lo sabias? Podría preguntarte de que lo conoces tú, pero es bastante obvio, sobre todo teniendo en cuenta que parece estar ocupando tu lugar.- Ryusei chasqueó la lengua. - Tenéis bastante en común, ¿sabes? Los dos sois demasiado guapos para vuestro bien, estáis obsesionados con Keisuke y parece que os moleste mi simple presencia.
- Si eso último fuera algo a relevante tendría cosas en común con toda persona que te conoce.
- A tu mejor amigo no parece molestarle. – me recalcó con una sonrisa.
- Tú dale tiempo. ¿No tienes cosas más interesantes que hacer? ¿Ha vuelto a darte la patada tu supuesto mejor amigo y estas buscando a alguien que te adopte?
- No, - dijo con total tranquilidad agachándose a mi rostro más de lo que me gustaría.- he preguntado quien era el chico más atractivo de la fiesta y me han señalado hacía aquí.
- Sabes que no conseguirás nada, ¿verdad? A mí me gustan las mujeres ya te lo he dicho mil veces.
Me aparte de él dando un enorme trago a mi vaso dispuesto a dejarlo atrás para ir a cualquier sitio donde no estuviese él. Pero entonces su sonrisa se torció hacia arriba y supe que lo siguiente que fuera a decir iba a poner a prueba mi autocontrol para no partirle la cara de un puñetazo.
- Bueno, las mujeres y Chifuyu, ¿no?
Sentí como todo mi cuerpo se tensaba y tenía que reprimir el impulso de golpearle ahí en medio.
- ¿Qué mierda...?
- ¿Piensas que todos en esta habitación somos ciegos, chico tigre? He visto como le mirabas, prácticamente le devoras con la mirada.
- No es verdad.
- Puedes mentirte a ti mismo si quieres, pero serás el único que te crea. – dijo con condescendencia. - Además no seré yo quien te juzgue porque te guste otro hombre, al final eso solo es un camino para acercarte más a mí.
Ryusei me tomó la barbilla con dos dedos, no acercó su rostro, permaneció inmóvil donde estaba y aunque mi instinto me pedía que huyese, permanecí frente a él sin bajar mi mirada de la suya. Sabía perfectamente que el buscaba ponerme nervioso, como siempre, así que no iba a darle esa satisfacción. Además tenía la corazonada de que no haría nada, no delante de tanta gente al menos. Era un secreto a voces que al chico le gustaba coquetear, sobre todo conmigo, pero hasta donde yo sabía nunca había intentado nada con nadie. No sé si fue por el alcohol, por la cercanía o porque Ryusei en el fondo era un chico atractivo, pero recuerdo que durante un momento pensé que si me besaba tampoco me importaría mucho.
Primero escuché un chasquido de lengua y luego vi aquellos dos ojos viperinos alejándose, media sonrisa se formó en mis labios y aunque cualquier persona normal lo hubiese dejado ahí, yo siempre fui una persona demasiado engreída para mi propio bien.
- ¿Desaprovechando una oportunidad, Sato? Pensaba que te morías por...
Aquellos labios impactaron contra los míos con fuerza, dejándome no solo con la palabra en la boca sino también con cara de tonto. Yo solito me había buscado eso. Ryusei se separó de mi mirando alrededor antes de observarme con superioridad y dejar salir aquella sonrisa prepotente.
- La próxima vez, chico tigre, será mucho más que esto.
La suave caricia que me dio en la mejilla hizo que me estremeciera y odie darle esa satisfacción pero permanecí inmóvil intentando asimilar lo que había pasado mientras se iba. Pensándolo fríamente ahora ni siquiera fue un beso de verdad, fue un simple roce de labios al que no debía haberle dado demasiada importancia, pero en aquel momento de confusión en el que me encontraba haber besado a un chico era algo para lo que no sabía si estaba preparado. No se cuanto tiempo estuve ahí, solo recuerdo que me acabé lo que me quedaba en el vaso y volví a llenármelo sin saber muy bien dónde buscar el consejo que necesitaba.
- Acabo de besar a un chico.
Baji alzó una ceja con impasividad, no se cual esperaba que fuera su reacción, pero desde luego que me mirase así tras agarrarle de los hombros en medio de la fiesta y arrastrarle hasta el cuarto de Mikey para que nadie escuchase nuestra conversación, desde luego no. También es cierto que yo estaba en crisis, una cosa era plantearme si me podía gustar un chico y otra muy diferente era besar a uno, concretamente a uno que ni siquiera era la persona que me gustaba.
- He besado a un chico. – repetí zarandeándole.
- Bien por ti, Tora.
- ¿Cómo que bien por mi? ¡He besado a un chico, Kei! ¡A un chico!
- ¿Y?
- ¿Como que...? ¡Es un chico!
- Y solo es un beso, ¿no? No es como si te fueses a enamorar de alguien por un beso.
- No, claro que no. – me apresuré en decir. – Pero ¿Y si me gustan los chicos?
- Pues te gustan. ¿Qué pasaría con eso?
Fruncí el ceño ante la impasividad de mi amigo. Baji siempre había sido así demasiado impulsivo algunas veces y extremadamente calmado en otras. Lo extraño es que esa vez no estaba actuando como siempre, había algo raro en él como si no quisiese seguir tocando ese tema. Y yo, que era extremadamente bueno haciéndole hablar de las cosas que no quería, no iba a dejarlo pasar.
- ¿Te gustan los chicos?
- ¿Qué dices? No. No lo creo. No se. Supongo que no. – se apresuró a decir casi tropezándose con sus propias respuestas algo que hizo que se me escapase una risa por lo nervioso que parecía. - ¿Qué pasa? ¿De que te ríes?
- ¿Has besado alguna vez a un chico?
- ¿Qué tiene que ver? ¿Por qué te importa ahora eso? No tengo que besar a un chico para saber si me gustan o no. No tengo que besar a nadie para saber lo que me gusta.
- No pero...
- Tampoco es que los besos sean tan importantes. ¿Por qué ahora parece que a todo el mundo le importan los besos? ¿Qué más da si alguien nunca a besado a nadie? Hay mucha gente que no ha dado su primer beso hasta muy tarde, tampoco es nada malo. ¿sabes?
Abrí mucho los ojos y dejé una sonrisita se dibujase en mi rostro ante el increíble hallazgo que acababa de hacer.
- ¿Nunca has besado a nadie?
Vi como algo en la cara de Baji cambiaba y de repente se ponía más rojo que mi disfraz. Noté como apretaba la cruz que llevaba colgando del cuello con fuerza antes de apretar los labios con indecisión.
- No he dicho que yo no lo haya hecho.
- Pero no lo has hecho. Kei, no pasa nada, no te voy a juzgar por ello, somos mejores amigos. Solo me sorprende que no lo hayas hecho nunca porque eres una persona atractiva, nada más.
- Estoy esperando a la persona adecuada.
- No existe una persona adecuada. – me apresuré a decir impulsado más por el alcohol que llevaba en el cuerpo que porque realmente lo pensase. – El primer beso siempre es algo decepcionante, casi que es mejor tenerlo con alguien con quien tienes confianza que con alguien a quien quieres mucho.
- ¿Por qué?
- Porque así te puede dar consejos y ayudarte a mejorar y puedes darle un mejor beso a la persona que te gusta o algo así, ¿no crees? No soy de las personas que creen que te puedes enamorar por un beso, pero desde luego si creo que puedes desenamorarte por uno. – reí, pero Baji ni siquiera sonrió, estaba mirando un punto fijo tomándose mis palabras quizá mucho más enserio de lo que debería. - ¿Kei estas...
- ¿Con quién fue tu primer beso?
- No importa fue hace bastante y... no me acuerdo.
- Claro que te acuerdas, ¿Con quién fue?
- ¿Prometes que no va a salir de aquí?
Baji asintió y yo miré a mi alrededor como si quisiese asegurarme de que la persona a la que iba a mencionar no estuviese oculta entre las paredes.
- Con Emma.
- Ni de broma. No me lo creo.
- Pues no te lo creas.
- Pero ella lleva años enamorada de Draken.
- Ya, ¿y? ¿No te acabo de decir que a veces es mejor dar tu primer beso con otra persona? Me lo propuso a los dos nos iba bien y lo probamos.
- ¿Solo fue un beso o...?
- Dios Kei, - dije sintiendo un escalofrío recorrerme. – claro que solo fue un beso. ¿Qué quieres? ¿Qué me arriesgue a que Mikey me mate o a que lo haga Draken?
- ¿Y cómo fue?
- Horrible. – reí. – Pero luego repetimos y el segundo ya no lo fue tanto, ni el tercero. Puedo decir que el quinto hasta me gustó un poquito.
- ¿Quinto? – dijo entre risas. - ¿Pero que estuvisteis toda una tarde comiéndoos los morros?
- Oye, yo al menos he besado a alguien. – protesté, arrepintiéndome al instante de las palabras que acababa de decir, porque estaba claro que a Baji le provocaba cierta inseguridad. El soltó un largo y sonoro bufido. – Kei, lo siento.
- No, tienes razón, le he dado demasiada importancia a mi primer beso y quizá es mejor practicar con alguien con quien tenga confianza.
- ¡Exacto! Quizá podrías hablar con Emma, a ella no le importó cuando se lo propuse.
- ¿No te lo había propuesto ella? – dijo sonriendo con picardía. – No, paso, Emma es Emma, no podría hacer eso, además últimamente parece que le estan yendo bien las cosas con Draken..
- Tal vez podrías proponérselo a aquella amiga tuya de la infancia, la hemana de Sanzu, ¿Senju? . – dije dejándome caer en la pared para sentarme en el suelo y observando como el imitaba mis movimientos quedándose bastante cerca de mí. – Estoy seguro de que ella tampoco ha dado nunca su primer beso está demasiado ocupada yendo detrás de Wakasa.
- No tengo suficiente confianza con ella, sería raro. – Baji se quedó unos segundos pensativo mirando a la pared contraria antes de dirigir su mirada hacía mi. Sentí un escalofrío al saber exactamente que era lo que me iba a pedir incluso antes de hacerlo. – Tal vez tú...
- Kei, no.
- ¡Venga ya! ¿Por qué no? Hay confianza, has besado a mucha gente entre ellas a un chico, ¿Qué podría salir mal? No me voy a enamorar de ti.
- Porque no, Kei, sería raro. ¿Con Emma no y conmigo sí?
- Es que es diferente a ella sería faltarle el respeto.
- ¿Gracias? – suspiré pesadamente- No, Kei, no es buena idea.
- Tora, no quería llegar a esto, pero... ¿Recuerdas que aún me debes hacer lo que yo quiera tres veces?
- Si, pero...
- Pues bésame.
A pesar de la cantidad de alcohol que llevaba en el cuerpo y del tiempo que ha pasado recuerdo todos y cada uno de los pensamientos que se me pasaron por la cabeza cuando me dio aquella orden. Recuerdo pensar que no tenía sentido que Baji me prefiriera a mi antes que a una mujer. Recuerdo estar confundido porque hasta hacía unos minutos para mi besar a un hombre era algo que no me iba a pasar. Recuerdo que en aquel momento pasaron por mi cabeza todas y cada una de las personas que podía proponerle para que fueran su primer beso en mi lugar. Y recuerdo que cuando llegue a Chifuyu una rabia extraña me invadió. Siempre he pensado que Chifuyu y Baji estaban hechos el uno para el otro y ya he comentado que en aquel entonces tenía hasta un plan para que acabasen juntos, pero también estaba en un momento en el que ni yo sabía cuáles eran exactamente mis sentimientos hacía Chifuyu. Así que en mi mente de adolescente hormonal pensé que si rechazaba a Baji era muy probable que el rubio fuese su segunda opción y su primer beso, pero si lo aceptaba no solo conseguiría retrasar ese momento sino que quizá también descubriría si me gustaban los chicos o si solo era una especie de obsesión hacia Chifuyu.
Baji fue a decirme algo, quizá que había sido una mala idea, quizá a insistirme más, no lo supe y jamás lo sabré porque cuando me giré hacía el rocé mis labios con los suyos e impedí que otra palabra saliera de su boca y acaté la primera de las tres cosas que podía pedirme.
Bạn đang đọc truyện trên: ZingTruyen.Store