4.
Supongo que una parte de mi se esperaba que Chifuyu fuese bueno peleando, pero eso no hacía menos sorprendente que una persona con aquel rostro tan angelical fuese capaz de asestar esos golpes. En cualquier otro caso hubiese preferido tener a alguien como él de aliado en lugar de como enemigo, por desgracia Chifuyu era igual de peligroso como una que como la otra. No se fijaba en su entorno, en medio del fulgor de la batalla peleaba como si no debiese prestar atención a nada ni a nadie más, lo peor es que intentar hacer que entrara en razón era como intentar bañar a un gato, difícil, inútil y probablemente acabases sangrando o con un ojo menos.
Por desgracia, eso estaba sesgando a mi escuadrón y haciendo que yo cada vez tuviese más reuniones de intervención con Mikey para pedirme lo que nunca antes había hecho, que hiciese de capitán y pusiese orden en mi escuadrón. Fue en una de estas charlas, o mejor dicho broncas, incesables que acabé sentándome en una de las escaleras del templo con la cabeza entre las rodillas esperando que me llegase un momento de lucidez para aprender a controlar a Chifuyu o un milagro porque a esas alturas no sabía cual de las dos era más probable.
- ¿Problemas en el paraíso? – la voz de Mitsuya me hizo alzar la cabeza. Iba más arreglado de lo que estaba acostumbrado a verle.
- Algo así. ¿Dónde vas?
- A casa de los Shiba.
- ¿Tan arreglado? – dije soltando una sonrisa pícara y haciendo que a él se le escapase una risa.
- Gracias por el cumplido, lo he hecho yo mismo, voy a enseñárselo a Taiju a ver que opina.
- ¿A Taiju? – asintió.
- Ahí donde lo ves tiene un gran sentido de la moda, me ha estado ayudando y dando consejos para idear este conjunto, voy a enseñárselo a ver qué opina.
- Si quieres me opinión esta genial, pero creo que te hubiese quedado mejor con una tela estampada.
- Y por eso no te pido consejos a ti. – comentó antes de romper a reír. - ¿Tú qué? ¿Otra reunión con Mikey?
- Otra reunión con Mikey. – confirmé
- ¿Cuántas llevas ya este mes?
- Es la tercera y no sé si llegaré a la cuarta o me rajaré las venas antes.
- ¿Tan problemático es ese chico?
- Ese es el problema Mitsuya, normalmente no lo es, es alguien calmado y con quien se puede razonar. De hecho, lo hemos hablado en más de una ocasión y me promete que no lo volverá a hacer, pero en la próxima pelea siempre vuelve a perder el control. Ya no sé qué narices puedo hacer. No hace demasiado le partió el brazo a uno de nuestros miembros.
- No te va a gustar esto, pero... ¿y si le pides consejo a Baji?
- Jamás, Kei fue el que dijo que Chifuyu no estaba hecho para estar en la Toman, no voy a darle la satisfacción de ver que tenía razón.
- Tal y como yo lo veo no tienes mucha más opciones. Es eso o pedirle amablemente que se vaya.
- Tampoco puedo hacer eso, ya es algo personal. – Mitsuya me dio un golpe en la cabeza más fuerte de lo que debería. - ¡Au! ¿Por qué me pegas? Estoy estudiando.
- Deja de ser tan cabezón y pídele consejo a Baji.
Sinceramente no sé porque hice caso a Mitsuya porque cuando llegué a casa de mi mejor amigo para pedirle ayuda estuvo más de diez minutos riéndose de mi y estoy seguro que habría estado más si no se hubiese atragantado con el yakisoba que estaba comiendo.
- Te dije que Chifuyu no estaba preparado.
- ¡Cállate! ¿Cómo se suponía que iba a saber yo eso?
- ¿Pasando tiempo con él? ¿Cómo se te ocurrió meterle directamente como vicecapitán sin saber si quiera como era luchando?
Noté como los colores empezaban a subirme, tenía razón había sido un ingenuo y me había dejado llevar. Pero ahora no podía volver atrás el mal estaba hecho y no necesitaba que me mostrasen mis errores, eso ya lo sabía, yo quería soluciones.
- Es que no parecía para nada así. ¿Qué puedo hacer ahora?
Baji rodó los ojos y golpeó el suelo para que me sentase junto a él. Dejó el envase al otro lado y me miró muy serio. Antes de suspirar y negar con la cabeza.
- Nada, Tora, no puedes hacer nada.
- ¿Y te quedas tan ancho? Venga, Kei, no te creo.
- Es que, ¿Qué quieres que te diga? Chifuyu necesita a alguien autoritario que le mantenga a raya y siento decirte que tu vives en una constante anarquía.
- Vino el burro a hablarme de orejas.
- Yo soy bastante más autoritario que tú, podría controlar perfectamente a Chifuyu y hacer que dejase de ser una masa de caos en las peleas.
Fui a casa de Baji buscando cobre y acababa de encontrar oro, aquella frase era la puerta que necesitaba, era la solución a mis problemas y la clave de mi plan al mismo tiempo. Por primera vez el destino me estaba sirviendo las cosas en bandeja de plata y no iba a desperdiciarlo.
- Lo dudo, Chifuyu es demasiado hasta para ti. Estoy seguro de que ni siquiera tú podrías ponerlo en su sitio.
- Claro que sí, lo conozco mejor que tú.
- Demuéstralo.
- ¿Eh?
- Traslada a Chifuyu a tu escuadrón, demuéstrame que tú si eres capaz de hacer que deje de ser un peligro público como tú.
- ¿Y que gano yo a cambio?
- Un Chifuyu domesticado, ¿te parece poco? – Baji resopló y temí que mi plan y mi esperanza de volver a ser libre se fuesen en un instante a la mierda. – Y que te ayude con matemáticas.
- No me sale a cuenta, hay un chico en mi clase que me ayuda por 500 yenes y tu ni siquiera eres tan bueno en ellas.
- Está bien, si pruebas que me equivoco, te ayudo con matemáticas y tendré que hacer lo que me pidas una vez.
- Durante un día entero.
- Tres veces en una semana.
- Tres veces durante el resto de mi vida y es mi última oferta. – Me tendió la mano y resoplé yendo a estrecharla, pero antes de que lo hiciera Baji me lanzó una sonrisa que me hizo recular.
- Pero esas tres cosas no pueden ser ni darte o dejarte dinero, ni fallar a mi novia, ni matar a alguien.
- Pero si tu ni siquiera tienes novia.
- Pero podría tenerla en algún momento. - repliqué.
- ¿Y porque iba a pedirte que mataras a alguien?
- Bueno, no lo sé, pero ahora al menos estamos seguros de que no lo harás. – le tendí la mano dejándola a unos centímetros de la suya. - ¿Hay trato?
- Hay trato, pero piensa que Chifuyu tiene que querer.
- Venga ya, si es lo que quería desde que te conoció.
- No, el quería ser mi vice capitán, no estar en mi escuadrón.
- Bueno, si está en tu escuadrón debe ser tu vice capitán.
Baji miró su mano que aún estaba estrechando la mía y luego alzó la mirada hacía mi molesto.
- ¿Qué? Ni hablar.
- Son las reglas de Mikey, si un miembro cambia de escuadrón debe mantener el mismo rango o uno superior.
- Pues destitúyelo.
- No puedo hacer eso, - dije con una sonrisa triunfal. – cuando recluté a Chifuyu llegamos al acuerdo de que sería siempre un igual y no un subordinado. Si lo destituyo se irá de la Toman y no podrás cumplir tu parte del trato.
- Eres una serpiente asquerosa, ¿lo sabes?
Asentí aguantándome la risa como pude. Ese había sido el mejor movimiento que había hecho en toda mi vida y Baji no me lo iba a perdonar jamás.
Bajamos hasta casa de Chifuyu para contarle la noticia antes de comunicárselo a Mikey, quiero decir, éramos dos capitanes, era una razón de fuerza mayor, podíamos continuar con esto sin consultárselo, pero ambos estábamos de acuerdo en que hacerlo sería un grave error. No serían ni las seis de la tarde y el sol brillaba con fuerza en el exterior, aún así, cuando Chifuyu abrió la puerta estaba completamente adormilado, como si se acabase de despertar. Se frotó los ojos un par de veces, intentando quitarse el sueño de encima antes de mirarnos con una ceja alzada, primero a mi y luego a Baji.
- ¿Ha pasado algo? – preguntó.
- A partir de mañana dejarás de ser el vice capitán de la cuarta división, Chifuyu. – se apresuró a decir Baji con tono autoritario, haciendo que el rubio abriese los ojos como si de repente todo el sueño que arrastraba hubiese desaparecido y abrió la boca para protestar, como si no hubiese aprendido ya por las malas que Baji odiaba que le replicasen. Le hizo un gesto para que callara antes de continuar hablando. – Pasarás a ser el vice capitán de la primera división temporalmente.
- ¿Cómo?
- ¿Temporalmente? – pregunté al mismo tiempo que Chifuyu lanzaba su pregunta.
- Espera, - dijo mirándonos a ambos. - ¿Primera división? ¿La tuya? – Baji asintió y aquellos ojos llenos de preguntas se posaron en mí durante un segundo antes de volver a posarse en su futuro capitán. - ¿A ti te parece bien?
- Ha sido idea mía.
Estuve a punto de replicar, de decirle a Baji que de que mierda hablaba, hasta que entendí una cosa. Chifuyu no era el único que actuaba diferente en presencia de Baji, también ocurría a la inversa. Daba igual que apenas unos segundos antes Baji se hubiese negado a que Chifuyu fuese su segundo al mando, ahora había sido su idea y estaba encantado con ella. En defensa de mi mejor amigo diré que era un poco difícil decirle que no a Chifuyu cuando te miraba con esos ojitos de cachorrito ilusionado que tenía en ese momento.
- Entonces, ¿voy a ser tu vicecapitán? – sonaba incrédulo y como no, la verdad, hasta a mi me costaba entender que Baji hubiese aceptado hacer esto.
Mi mejor amigo no dijo nada, solo asintió y para ser sincero casi no pude aguantar la sonrisa que se asomaba en mis labios. Estaba contento, genuinamente contento, no solo me había librado del terremoto que sacudía mi escuadrón, sino que también lograría que Baji estuviese de mejor humor y que Chifuyu me debiese una. Intentando que solo el rubio captase el gesto, alcé un poco el pulgar. Aquellos ojos azules se dirigieron a mi pulgar y, sin intentar ocultarlo ni un poco chasqueó la lengua al verlo. Supongo que no confiaba en mi, y la verdad es que yo tampoco lo hacía, nunca pensé que convencer a Baji de algo así me resultaría tan sencillo y, honestamente, no creí que deberle tres cosas durante toda mi vida me supusiera un gran sacrificio ni fuera algo tan complicado que me pusiera en un compromiso.
Para ser sinceros en aquel entonces era un poco ingenuo, o tal vez solo infravaloraba a Baji, pensaba que lo tenía todo tan bajo control que no vi venir que quizá era todo lo contrario. Nos despedimos de Chifuyu dispuestos a informar al presidente sobre el nuevo cambio en las formaciones, fue entonces cuando vi aquel colmillo asomándose en la sonrisa ladina de Baji y aunque hasta ese momento sentía que nada se me estaba escapando sentí un escalofrío.
- Gracias, Tora.
No fue la frase y probablemente tampoco fue la forma en que lo dijo sino la sonrisa que se dibujaba en sus labios que me hizo comprender que tal vez yo no estuve al mando de la situación en todo momento. Cualquier persona que no le conociese podría pensar que solo era una sonrisa inocente, que yo no había sido un títere de Baji en ningún momento. Pero yo sabía más, yo sabía que sus notas no hacían justicia a su mente, que Baji siempre iba un paso por delante de los demás y solía saber que hilos tensar para que la gente hiciera lo que él quería.
- No es verdad... - murmuré incrédulo al ser consciente de lo que acababa de pasar.
- ¿El que?
- No te hagas el tonto, sabes perfectamente el que. – Baji se encogió de hombros acabando de enervarme por completo. – Siempre quisiste que Chifuyu fuese tu vice capitán.
- ¿Yo?
- Claro que tú, pero eres demasiado orgulloso como para pedirle que lo fuera. Por eso querías que yo le reclutase, sabías que esto pasaría y que la pelota volvería a tu tejado sin hacer si quiera un movimiento.
- No se de que me hablas...
- Kei...
- La verdad es que no esperaba que fueras tan ingenuo como para pedirle que fuera tu vice capitán, esperaba que me suplicase un poco más antes de aceptar a duras penas, tú solo aceleraste el proceso. – abrí mucho los ojos mientras fruncía ligeramente el ceño. – No me mires así, sabía que ni tu sabrías manejar a Chifuyu ni el aceptaría tus ordenes, no obedece a nadie, no ibas a ser la excepción.
- ¿Y a ti si?
- A mi no me obedece, me sigue que es diferente, yo no le doy ordenes el simplemente intuye que es lo que yo quiero y lo acata.
Suspiré con fuerza para intentar calmarme, ¿Por qué que otra cosa podía hacer? Si, Baji me había utilizado, si, me molestaba, pero al final yo había intentado hacer lo mismo, además las cosas habían acabado como yo esperaba, ¿Qué iba a hacer? ¿Decirle que me arrepentía y que quería que Chifuyu fuera mi vice capitán? No solo no quería tener que volver a lidiar con eso, sino que encima me pondría en una encrucijada delante de Mikey, sería Chifuyu quien tendría la última palabra y estaba claro que de entre los dos escogería a Baji. Así que por mucho que me molestase haber sido utilizado solo podía asentir y aceptar que al final las cosas habrían terminado siendo como quería, aunque no de la manera que yo quería.
Solo había una pieza que no encajaba, una pieza que hacía tiempo que tenía en mi mano intentando saber de donde había salido pero que me daba miedo volver a preguntar. Supongo que aún me faltaba un poco para entender dónde encajaba Chifuyu en la vida de mi mejor amigo y que opinaba de él.
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