ZingTruyen.Store

Forever and Always [BajiFuyu]

12. Tenemos que hablar

Foxxxyy13

Cuando Chifuyu despertó se quedó un buen rato mirando el blanco techo sobre él, era muy consciente de dónde estaba, lo había sido desde el momento que tuvo que levantarse a las siete para apagar la alarma y había escuchado el gruñido de Baji tras él. Ahora tenía el cuerpo del guitarrista muy pegado al suyo y, aunque le gustaría girarse para poder comprobar la hora y ver si tiene mensajes en su móvil, no lo hacía por miedo a despertarle. Tampoco sabía muy bien como reaccionar, si debía irse cuanto antes, si era mejor ser cortés y ducharse y desayunar ahí. ¿Estaría bien irse sin despertarle? Se movió ligeramente para evitar hacerlo y poder coger el móvil, pero nada más hacer el primer movimiento, Baji se giró hacía él.

- ¿Ya estas despierto? – dijo con una voz que para nada parecía adormilada.

- Si, me desperté hace un rato pero no quería despertarte.

- Me ha pasado lo mismo. – Rompió a reír Baji. - ¿Qué quieres desayunar?

Chifuyu miró el móvil, eran las nueve y media, a esa hora ya debería haber abierto la tienda. Suspiró y cruzó los dedos mentalmente esperando que no hubiera mucha gente que le echase en falta esa mañana. Sus clientes eran conscientes de que a veces cerraba la tienda para ir a entregar los pedidos, pero siempre lo hacía por la tarde, rara vez lo había hecho por la mañana. Decidió no pensar mucho en ello, lo hecho, hecho estaba y anoche en caliente ya había tomado la decisión de no abrir en la mañana y tomárselo con calma.

- Lo que desayunes tu normalmente está bien, no le hago ascos a nada. – Chifuyu se incorporó para quedar sentado en la cama. – Si quieres me visto y te ayudo.

- Puedes ducharte mientras yo lo preparo si quieres, o darte un baño. – Baji se levantó estirándose y fue hacia el armario. – El lavabo de arriba tiene bañera y el de abajo ducha, ve al que más te apetezca. Creo que estos calzoncillos están bien, no te preocupes están sin estrenar, me los dio Mitsuya de su colección.

- ¿Por qué Mitsuya tiene una colección de ropa interior?

- Porque tiene una marca de ropa. – dijo Baji sonriendo. – Su sueño siempre fue ser diseñador así que ha invertido buena parte de los ingresos de la banda en crear su propia marca.

- ¿Puede gestionarlo todo él solo?

- No, pero para eso tiene a sus hermanas.

- ¿Mitsuya tiene hermanas?

- Si, dos preciosas hermanas pequeñas. ¿Por qué te interesas tanto por Mitsuya? – Baji bufó. – También tiene un precioso novio que le ayuda.

- No me intereso por Mitsuya. – Chifuyu abrió los ojos, arqueando una ceja y dejando que se forjara una leve sonrisa en su boca.- Espera un momento, ¿estas celoso?

¿Estaba celoso? No, claro que no, jamás estaría celoso de su compañero de banda. Además Mitsuya estaba sorprendentemente feliz en una relación con el hermano de Yuzuha. ¿Por qué iba a estar celoso? Eso era lo que a Baji le gustaría pensar, pero muy en el fondo había un poco de rabia dentro de él por el hecho de que Chifuyu estuviese interesándose por su bajista.

- No, no soy una persona celosa. – dijo a sabiendas de que en el fondo si estaba un poco celoso. – Solo te informo que tiene novio.

- Tampoco tienes motivos para estarlo, no es como si nosotros fuéramos algo, ¿verdad?- Baji estuvo a punto de responder, pero Chifuyu siguió hablando. – Pero mejor así, imagínate si yo tuviera que ponerme celoso de todas las personas que te van detrás.

Chifuyu se esforzó al máximo por evitar que se notara, pero al decir esa frase se le quebró la voz. Era absurdo, completamente absurdo, ya sabía donde se había metido al dejar que Baji se colara entre sus sabanas, pero el guitarrista había sido la persona con la que más había sentido durante el sexo, y que ayer fuese tan amable con él le había descolocado. Había estado con gente sin compromiso y sabía perfectamente que Baji y el eran de mundos distintos, pero nadie que no quisiera compromiso le había abrazado mientras dormía o le había pedido un beso de buenas noches, y desde luego nadie le había ofrecido una infusión para dormir al notarlo nervioso. Pero a pesar del esfuerzo de Chifuyu y la sonrisa forzada, no pasó desapercibido para Baji, quien dejó su búsqueda de ropa y se sentó al lado de Chifuyu dándole un suave beso en la frente.

- ¿De verdad crees que es mejor así? – Chifuyu no respondió verbalmente solo asintió sin dejar de mirar sus pies. – Chifuyu, mírame. ¿De verdad crees que es mejor dejarlo como está?

Chifuyu alzó la cabeza mirando a Baji con la mejor de sus sonrisas y asintió de nuevo. El suspiró de Baji fue más alto de lo que esperaba. Su suspiro escondía rabia, mal estar e impotencia pero Chifuyu interpreto todos esos sentimientos como alivio, lo cual hizo que doliera más.

- Pensaba que habíamos dicho que esto no sería un polvo de una noche. – respondió Baji una vez consiguió controlar sus emociones.

- Si, lo dijimos y lo entiendo perfectamente. Repetiremos esto las veces que quieras, no te preocupes.

Baji estuvo a punto de contestar cuando su teléfono empezó a sonar hizo un gesto a Chifuyu para que le disculpara, y fue a por el teléfono, vio el número de su madre en la pantalla, si hubiese sido alguno de los chicos no hubiese dudado en colgar, pero no a su madre.

- Seguiremos hablando de esto, pero tengo que cogerlo.

Chifuyu aprovechó la pausa para irse a duchar, necesitaba despejarse, se acercó sin hacer mucho ruido a la ropa que Baji le había preparado y le preguntó casi como un susurró si podía cogerla, Baji asintió. No estaba seguro si coger la ropa que le había dejado Baji era una buena o una mala idea, pero ducharse para ponerse la ropa de ayer era un despropósito, así que no dudó en aceptarla. Bajó al baño de la planta baja, se permitió la libertad de abrir los armarios para buscar una toalla, ya que no quería molestar al anfitrión, por suerte no tardó en encontrarlas. Apenas abrió el agua de la ducha escuchó como picaban a la puerta del baño.

- Chifuyu, me tengo que ir, es una emergencia, lo siento muchísimo, te dejo dinero sobre la mesa para que cojas un taxi. No te preocupes por nada, quédate el tiempo que quieras y usa todo lo que necesites. – Tomo aire sin dejar que Chifuyu le contestase, sabía que si escuchaba su voz no querría irse. -Dejo café en la cafetera. Avisa a Tora cuando salgas para que cierre.

Había tantas cosas que Baji quería decir en ese momento, pero no tenía tiempo, su corazón latía a mil por hora y aunque desease abrazar a Chifuyu y aclarar todos sus sentimientos su madre estaba en el hospital y tenían que hacerle pruebas. Le había llamado para decirle que no se preocupara, que solo se había mareado y que los médicos le estaban dando más importancia de la que tenía. ¿Pero como no iba a hacerlo? Se bebió el café que acababa de preparar a toda prisa, mientras le escribía un mensaje a su mejor amigo para avisarle de que dejaba a Chifuyu solo en su casa y que iría a avisarle para cerrar su casa, que era una emergencia. Sabía que Kazutora no estaría despierto aún, así que sin esperar respuesta bajó al garaje y arrancó la moto y se fue.

Tan pronto escuchó la moto de Baji alejarse Chifuyu soltó un grito ahogado. ¿Qué significaba todo eso? La conversación sobre que buscaban a medias, dejarlo solo en su casa, no entendía nada, pero tampoco quería entender. Baji le había demostrado no ser una mala persona, era cariñoso, sincero y bueno. La parte racional de Chifuyu le decía que algo importante tenía que haber pasado para que se marchase así, pero la parte irracional le gritaba que estaba huyendo, huyendo de él.

Salió de la ducha usando la ropa que Baji le había dejado, le quedaba grande y no era para nada su estilo. Recogió su ropa del día anterior y dobló el pijama dejándolo sobre la cama. Gates se había acercado, a una distancia prudente a curiosear que hacía el invitado de su dueño. Pero cuando Chifuyu se acercó a acariciarlo huyó.

- Ya entiendo porque eres el favorito de Baji, tenéis bastante en común. – el tono resentido de Chifuyu se palpaba en su voz y agradeció estar solo y que nadie pudiera notarlo.

Bajó a beberse el café y a buscar una bolsa donde poder guardar su ropa. Vaciló sobre si coger el dinero para el taxi o no, pero finalmente lo aceptó y, tras haberse asegurado que no se dejaba nada. Abandonó la casa y para dirigirse a su gemela.

Picó al timbre sin dejar de mover los pies de la impaciencia. Al ver que nadie abría volvió a picar. El sonido del telefonillo descolgándose le hizo sonreír, alegrándose de no tener que volver a picar.

- ¿Fuyu? – A pesar de la voz robótica de Kazutora se podía percibir que acababa de levantarse. - ¿Qué haces aquí? ¿Qué ha hecho Kei?

- Se ha tenido que ir, me ha pedido que te avise para que cierres su casa y me ha dicho que pida un taxi. – Chifuyu suspiró. – Pero tampoco se cual es la dirección. ¿Me la podrías decir?

- Espera que bajo.

Chifuyu no estaba seguro del tiempo que había tardado Kazutora en bajar, pero le había parecido una eternidad. El Chico abrió la puerta con un moño medio desecho, un pantalón de chandal y una chaqueta desabrochada que dejaba ver que no llevaba ninguna camiseta debajo. En sus manos portaba un manojo de llaves.

- ¡Que frio hace! – miró a Chifuyu. - ¿No tienes frio Fuyu?

- Voy bastante abrigado debajo de esta chaqueta, Baji me ha dejado ropa antes de irse.

- ¿En serio? – Kazutora arqueó una ceja. Justo antes de relajar su rostro y encoger los hombros. Se dirigió hacia la casa de al lado y cerró la puerta. - ¿Has desayunado? Sube y si te esperas a que desayune te acerco yo donde haga falta.

- Baji me ha dejado dinero, no hace falta, no quiero molestar.

- No molestas, Fuyu. Tengo que ir a ver a alguien igualmente. – Abrió la puerta de su casa y le cedió el paso. – Vamos, te vas a congelar.

El olor a antiséptico se coló en la nariz de Baji, odiaba los hospitales y odiaba mucho más la razón por la que estaba ahí. Agradeció a la recepcionista que le había reconocido y en un acto de simpatía le había pedido a un medico que le acompañase por el ascensor del personal en lugar de hacerle ir por en medio de todo el hospital porque así al menos no tenía que poner mala cara a la gente que intentase acercarse a él. El medico abrió la puerta del BOX donde se encontraba su madre y entró antes que él.

- Señora Baji, ha venido su hijo. – el medico le dejó pasar. – En breves vendrá un especialista para explicarle la situación.

Cuando aquel hombre salió Baji corrió a abrazar a su madre. Tenía muy mala cara, estaba más pálida de lo normal y le miraba con esa sonrisa que hacía que se le partiese el corazón.

- Keisuke, cariño, te dije que no hacía falta que vinieras, todo está bien.

- No, mamá, no lo está y aunque lo este, prefiero estar aquí contigo.

Se sentó en la silla que había al lado de la camilla y le cogió la mano, su madre sacaba su lado más vulnerable. La médico no tardó demasiado en entrar.

- Señor Baji, buenos días. – dijo profesionalmente tendiéndole la mano. Si sabía quien era no lo estaba demostrando. – Su madre tiene una pequeña contusión en la rodilla debido a la caída, pero no es nada grave, solo le ocasionará algunas molestias.

- Te lo dije Keisuke, no tenías que haber venido. – dijo su madre agarrándole más fuerte la mano con una sonrisa en el rostro.

- Sin embargo, señora Baji, todo indica que usted padece vértigos. – La médico continuó al observar las caras extrañadas. – No os preocupéis, no es nada grave, buena parte de la población japonesa padece de vértigos y puede vivir una vida normal. Sin embargo tendrá que empezar a medicarse.

- No voy a medicarme, aún soy muy joven. – dijo la mujer frunciendo levemente el ceño.

- No es una medicación permanente. – interrumpió la doctora. – Durante una semana deberá tomarla todos los días tres veces, pero pasada la semana únicamente tendrá que tomarla cuando se sienta mal.

- ¿Entonces esta todo bien? – el alivió de Baji se palpaba en sus palabras.

- Si esto es algo ocasional, si. Con estas pastillas debería ser suficiente. Pero señora Baji, deberá prestar atención, si ve que esto le empieza a pasar con más frecuencia tendrá que volver a venir.

La madre de Baji asintió no demasiado contenta y cogió la receta. Cuando salieron del medico bufó arrugando el papel y guardándoselo en el bolsillo.

- Estoy perfectamente, son unos sacacuartos.

- Mamá, está bien no pasa nada. – sonrió. – Solo es una semana, no implica que estes mayor.

- Tonterías. ¿Has venido en taxi o en moto?

- En moto, pero me voy contigo a casa en taxi y ya vendré a buscarla luego. – sentó a su madre en un banco.- Espérame aquí, voy a hacer una llamada y a pedir un taxi para los dos.

Kazutora le tendió un casco a Chifuyu, el desayuno se había alargado más de la cuenta, cuando Chifuyu miró el reloj se dio cuenta de que no le daba tiempo a pasar por casa si quiera. Así que Kazutora le había ofrecido llevarle directamente a la tienda en moto. Kazutora le había calmado un poco, habían evitado hablar el máximo posible de lo que había pasado con Baji y en su lugar le había estado contando cotilleos de los miembros de la banda para distraerlo. El chico tenía un sexto sentido para ello y había visto la decepción en la cara del muchacho. No estaba muy seguro de que había pasado con Baji pero sabía que algo no había ido del todo bien. Llego a la dirección que le había dado el chico y frenó su moto justo delante del establecimiento. El chico bajó y le tendió el casco.

- ¿Estas seguro que no prefieres que te acerque a casa un momento? – dijo Kazutora agarrando el casco.

- No, tranquilo, esta bien, dejé comida para Peke J y tengo un uniforme de recambio en la trastienda.

- ¿Peke J? Así se llamaba un gato que cuidaba Kei

- Es el mismo. – Chifuyu sonrió. – Algún día puedes venir a verlo, si te gustan los animales, claro.

- No tengo uno porque a duras penas sobrevivo yo como para tener que hacerme responsable de otro ser vivo. Pero si, me gustan bastante. – Kazutora guardó el casco en el maletero. – Apúntate mi móvil si quieres, por si pasa algo.

- Claro.

Kazutora le cantó el número de teléfono a Chifuyu antes de despedirse, y volver a subirse a la moto, su próximo destino no estaba muy lejos. Nada más aparcar la moto su teléfono empezó a sonar y cuando vio el nombre en la pantalla bufó antes de cogerlo.

- Más te vale que tengas un buen motivo para haber salido pitando esta mañana.

- Mamá estaba en el hospital. – Baji notó como Kazutora tragaba saliva al otro lado del teléfono. – Está bien, Tora, no te preocupes solo ha sido un susto.

- Deberías llamar a Fuyu. – suspiró. – No se que habrá pasado entre vosotros hoy pero se me ha roto el corazón al verle así.

- Tu no tienes de eso, Tora. – al ver que no había risa al otro lado entendió que era serio. – Si, tengo que hablar con él, pero es una de esas cosas que tengo que hacer en persona. ¿Estás con él ahora mismo?

- No, acabo de dejarlo en su tienda. No hará más de diez minutos.

- Vale, entonces ya iré a verle cuando salga.

- Haz lo que quieras, Kei. – Kazutora picó al timbre del edificio frente al que estaba. – Yo ahora tengo cosas que hacer. Dile a tu madre que se mejore, cuando pueda iré a verla.

Baji fue a responder pero antes de poder hacerlo el sonido al otro lado de la línea se dejó de escuchar, miró su teléfono, apagado. Genial, le había dejado el cargador a Chifuyu esa noche y se había olvidado de cargar su propio teléfono. Volvió al banco donde estaba su madre y sopló.

- ¿Lios de faldas? – dijo su madre con una sonrisa. Observando como su hijo negaba con la cabeza.

- Era Tora, dice que te mejores que ya vendrá a verte.

- ¿Desde cuando pones esa cara tan larga después de hablar con tu mejor amigo?

- No, no es por él. – miró la pantalla de su teléfono e intentó encenderlo, no hubo manera. – Me he quedado sin batería. ¿Me dejas tu móvil para llamar a un taxi?

Su madre le dejó el móvil y sonrió mientras veía a su hijo hablar por teléfono, sabía que ni Kazutora ni que su móvil se quedara sin batería, era motivo para que su rostro se viera tan triste de golpe, pero no pensaba presionarle para que se lo contara, sabía que él tenía sus tiempos y que tarde o temprano lo haría.

Takemichi llegó antes de lo esperado a la tienda, normalmente Chifuyu podía permitirse cerrar antes de tiempo, pero ese día no era otro cualquiera. Se le había acumulado un montón de trabajo de la mañana, llevaba tiempo sin entrar tantos clientes como los que habían entrado esa tarde. Le pidió a Takemichi que le esperara fuera mientras hacía el cierre. Contaba minuciosamente el dinero de la caja para asegurarse que cuadrase con los tickets y finalmente tras verificar que así era miro su teléfono. Se mintió a si mismo diciéndose que era para ver la hora, pero sabía perfectamente que realmente era para ver si Baji le había dicho algo. Nada.

Bajó la persiana y se dirigió hacía el banco donde le estaba esperando Takemichi.

- Ya estoy. ¿Nos vamos?

Takemichi se quedó mirando la ropa de su amigo que se alejaba totalmente de su estilo.

- Me gusta tu nuevo look. ¿A tu casa?

- Si, por favor, ha sido un día horrible, podemos comprar algo para llevar si quieres.


Bạn đang đọc truyện trên: ZingTruyen.Store