9. Beber antes de las doce
Chifuyu abrió los ojos, la alarma aún no había sonado, pero, a juzgar por la luz que se filtraba por la ventana no tardaría en hacerlo. Se giró en la cama para darle la espalda a la luz para darse de bruces con Baji, haciendo que se sobresaltara. Ya no recordaba que había pasado la noche con el guitarrista, de hecho, el día anterior parecía tan surrealista que había llegado a pensar que todo había sido un sueño, pero no, ahí estaba en carne y hueso. Su semblante imponente había desaparecido dejando paso a uno que pedía que lo abrazasen y cuidasen, Chifuyu no pudo evitar compararlo en su cabeza con los lobos que había visto en los documentales de la tele; dormidos eran como perritos en busca de cariño, pero una vez despiertos todo eso desaparecía. El pensamiento de cuanta gente antes que él habría podido disfrutar de esa escena rondó su cabeza pero lo hizo desaparecer de golpe, porque ahora era él quien estaba ahí contemplándolo. Paso la mano por su mejilla queriendo notar su piel pero con miedo a despertarle. Baji empujó la cara contra su mano buscando profundizar la caricia. De golpe esos ojos amielados le miraron, no con cansancio o imponencia, como creía Chifuyu que lo iban a hacer, sino con deseo.
- Buenos días, Chifuyu. – dijo con una voz más ronca de lo habitual, manteniendo su rostro contra la mano del contrario. - ¿Ya es hora de levantarnos?
- La alarma no ha sonado, no creo que falte mucho pero si quieres puedes seguir durmiendo.
- No quiero. – dijo mientras acariciaba con el dorso de la mano el lateral del cuerpo de Chifuyu, notando como este se estremecía al tacto. – Nada de lo que pueda soñar será mejor que esto.
Chifuyu acercó sus labios a los de Baji con un beso tímido, pero Baji le cogió de la nuca y lo beso con pasión. Aunque Chifuyu era un poco maniático con el aliento mañanero y lavarse los dientes nada más despertar, poco le importó en ese momento como oliera su aliento, solo quería sentir a Baji. Se puso encima de su regazo y siguieron besándose mientras el más alto sujetaba la cadera de Chifuyu que hacía movimientos lentos y, aparentemente inconscientes sobre su entrepierna. Baji pensó que está si era una buena manera de darle los buenos días, pero justo cuando iba a meter la mano por debajo de la camiseta del cuerpo perfecto que se movía sobre él, un sonido estruendoso le sacó del trance instantáneamente.
- Mierda. – susurró Chifuyu separándose de Baji y bajándose de sus caderas para poder apagar la alarma.
- ¿Cómo puedes levantarte de buen humor escuchando ese ruido? – dijo Baji bufando y poniéndose de lado. Buscó las caderas de Chifuyu y las arrimó hacia el susurrándole al oído. – Bueno, ¿por dónde íbamos?
- Por el momento en el que me pongo a hacer el desayuno. – dijo dándole un beso y levantándose de la cama. – Me levanto con el tiempo justo, no puedo hacerme el remolón, ya te avisé.
- Cinco minutos, va. Que te acerco con la moto.
- Por mucho que me acerques con la moto si me meto contigo en esa cama otra vez se de sobras que no van a ser solo cinco minutos.
Baji hizo un puchero que rápidamente se convirtió en una sonrisa de malicia cuando vio el estado debajo de los pantalones de Chifuyu.
- ¿Seguro que no quieres que te ayude con eso? – dijo Baji señalando la entrepierna de Chifuyu. – Podemos hacernos cargo de ese problema para que puedas trabajar más concentrado.
- El café se encargará de ello. – Chifuyu no podía negar que pese a ese despertar tan bueno, las mañanas, la alarma y el tener que trabajar para poder comer le ponía de mal humor. – Si tienes el mismo problema que yo y lo quieres resolver ya sabes dónde está el baño.
Baji se levantó resoplando, mientras veía como el dueño de la casa se escabullía hacía la cocina. Cogió su móvil, solo eran las ocho de la mañana, hacía años que no se levantaba tan pronto si no era para coger un avión. Se metió el móvil en el bolsillo y fue al comedor sentándose en el sofá. No tenía fuerzas para preguntarle a Chifuyu si necesitaba ayuda, solo podía maldecir a su yo del pasado por aceptar quedarse a dormir sabiendo que tenía que madrugar. Pero cuando vio a Chifuyu aparecer sujetando dos tazas de café recordó que había merecido la pena y que volvería a hacerlo todas las veces que le dieran la oportunidad. Se quedo mirándolo con cara de tonto mientras traía el desayuno, sonrojado por verlo sentado en su sofá sin camiseta. Dejo las tazas y se sentó a su lado en el sofá.
- ¿No hace demasiado calor en tu casa.?
- Quizá eres tu que estás muy caliente- le dijo mientras le tendía la taza de café.- Es café solo, si quieres leche o azúcar lo he dejado sobre la cocina, no estaba muy seguro de cómo te gusta el café.
- Tranquilo, así está bien, no suelo tomar leche por las mañanas.
- ¿Ni azúcar? – bufó el anfitrión. – Yo no puedo tomarme algo tan amargo tan temprano. Estoy seguro de que me sentaría mal.
- Una vez la discográfica nos invitó a una taza de un café llamado Kopi Luwak, ese café era dulce sin necesidad de azúcar. Quizá te guste, pero no vale la pena tomarlo más de una vez con lo que vale.
- ¿Cuánto vale?
- Cinco mil yenes.
- ¡¿Qué?! – dijo Chifuyu atragantándose con el café que tenía en la boca para no escupirlo. - ¿La taza? – Espero a que Baji asintiera mientras tosía el café que se le había ido por el otro lado. – Joder, más vale que esté bueno, si.
- Pues el cabrón de Pah, les pidió si le podían traer un poco de leche que no le gustaba solo. El barista casi le estampa el azucarero en la cabeza. – sonrió al recordarlo. - Si quieres podemos ir algún día.
Chifuyu tembló al oír las palabras "ir algún día". Llevaba desde anoche preguntándose qué intenciones tenía el guitarrista con él. Le había dicho que no quería que fuese un polvo de una noche, pero Chifuyu no le había creído. ¿A cuántas personas antes de él le habría dicho eso? ¿Por qué tenía que ser él diferente? Se había autoconvencido a si mismo que no podía gustarle Baji, que tenía que ser un amor platónico, con el que ocasionalmente pasase algo, como era el caso de anoche. Pero esas palabras le daban esperanzas de que tal vez no fuesen solo palabras. Sabía que sacar el tema podría hacer que su acompañase huyese, sabía que tenía que tocar el tema con delicadeza, pero la duda le estaba comiendo por dentro.
- ¿Cómo una cita? – dijo Chifuyu, casi con un hilo de voz.
- Si. - Baji entró en pánico. ¿Estaba yendo demasiado rápido? Estaba bastante acostumbrado a dejar las cosas claras cuando era algo de solo una noche, pero era la primera vez que quería que quería que fuera a algo más. No estaba seguro de cuales tenían que ser las palabras adecuadas para evitar que Chifuyu huyera y no quisiese saber nada. – O algo así.
- Está bien. – dijo finalmente Chifuyu con una sonrisa. Por fuera estaba sereno, pero por dentro estaba chillando. Le estaba invitando a una cita, definitivamente no era un polvo de una noche. – Los domingos no trabajo, podemos ir alguna mañana a desayunar.
Baji asintió y el silencio reino durante el resto del desayuno. Ninguno de los dos sabía cómo romper esa situación. Baji fue el primero en levantarse de la mesa, llevo las tazas a la cocina y fue al cuarto de Chifuyu a cambiarse. Apenas se había quitado los pantalones cuando el anfitrión entro y, tras ver su trasero y sus piernas al descubierto cerró la puerta corriendo sonrojado pidiendo un sonoro perdón. Baji rompió a reír ante la situación.
- Chifuyu, no hay nada que no vieras ayer. – dijo aún sin poder contener la risa. – Puedes pasar no pasa nada, no me importa.
- Perdón. – volvió a decir entrando sin mirar a Baji. – No es lo mismo, ayer estábamos...
- ¿Follando? – le interrumpió Baji. – Si. ¿Y que pasa? – Se puso los calzoncillos y entonces giró de golpe con una sonrisa en la cara. – ¿No me digas que te da vergüenza estar desnudo cerca de otro hombre?
Baji, que había estado observando a Chifuyu mientras cogía ropa del armario pudo observar cómo se ponía nervioso al escuchar su frase. ¡Bingo! pensó. Viendo como había actuado ayer jamás hubiese pensado que Chifuyu era esa clase de persona, pero ahora que lo sabía podía divertirse un rato. Vio que el chico de ojos azules iba a salir del cuarto y se puso en medio.
- ¿Dónde vas?
- Al baño, a vestirme. – dijo Chifuyu cabizbajo.- Así puedes vestirte aquí tranquilo.
- ¿Qué? Yo también quiero disfrutar de las vistas.
- ¿Si? – dijo acercándose a los labios de Baji con la intención de besarle.
- Si.
Baji cerró los ojos y acerco los labios para recibir el beso mientras Chifuyu aprovechó ese momento para escabullirse al lavabo.
- Lo siento Baji, pero vas a necesitar más que eso para convencerme. No soy un chico fácil.
- Dijo el chico que quiso tener sexo en nuestra primera cita. – bromeó mientras se empezaba a vestir con una sonrisa. Así que Chifuyu era un gatito escurridizo, bueno era saberlo.
- Técnicamente, ha sido nuestra tercera cita, si contamos el restaurante como la primera. – Chifuyu suspiró mientras se vestía desde el baño, al parecer Baji no era tan tímido como le había parecido al principio. – Y fuiste tu quien vino con una canción de amor a intentar robar mi corazón. ¿Qué querías que hiciera? ¿Darte un beso y despedirte en la puerta para hacerme de rogar?
- No es una canción de amor cualquiera, es Here always del increíble Keisuke Baji.
- ¿Qué mierda de nombre es ese? – dijo Chifuyu mientras se acababa de poner la camiseta. - ¿Here always?
Abrió la puerta del baño viendo como Baji estaba fuera esperándole con el ceño fruncido.
- Here -dijo señalándose el corazón. – always.
- No. – dijo Chifuyu suspirando. – Una canción así de bonita no se merece ese título tan simplón.
- ¿Y cómo la llamarías? – se cruzó de brazos. - Ilumíname.
- Here until forever.
- Eso ni siquiera tiene sentido.
- Tú sí que no tienes sentido. – bufó Chifuyu. – Si le tienes miedo al éxito allá tú.
Chifuyu pasó a través de Baji hacia la cocina para despedirse de Peke J, se puso la chaqueta y le hizo un gesto a Baji para indicarle que tenía que irse o llegaría tarde. Baji se puso la chaqueta y cogió su guitarra para poder irse. Bajaron al aparcamiento del edificio donde Baji tenía aparcada la moto. Abrió el maletero para sacar dos cascos y le dio la guitarra a Chifuyu.
- ¿La puedes llevar colgada a la espalda? No cabe en el maletero y me da cosa que se caiga si la llevo aquí delante.
- No te preocupes.
Baji se montó en la moto y Chifuyu se subió tras él con la guitarra colgada a la espalda, pegándose a Baji más de la cuenta para poder caber bien.
- ¿Vas cómodo?
- Podría ir mejor, pero estoy bien, no te preocupes. – dijo Chifuyu pasando las manos por su cintura. - ¿Vamos?
El guitarrista arrancó la moto y en menos de cinco minutos ya estaban en la puerta de la tienda de Chifuyu, quien pensó que podría acostumbrarse a eso ya que normalmente tardaba quince o veinte minutos en llegar. Baji aparcó la moto justo en la puerta y espero a que Chifuyu bajara, le cogió la guitarra y le guardó el casco que se acababa de quitar en el maletero. El más bajito llevaba todo el camino preguntándose como debían despedirse. ¿Darse la mano? Muy formal. ¿Un abrazo? Podía estar bien pero quizá era demasiado de amigos. ¿Un beso? No podía permitirse recibir otra cobra y desde luego Baji no parecía alguien que diese besos en público. Fue a despedirse con la mano pero Baji le agarro del brazo acercándolo más a él, Chifuyu pensó que se iban a abrazar pero antes de que se diera cuenta la mano de Baji le levantó el mentón y unieron sus labios en un cálido y tímido beso. Así que Baji también sabe dar besos de despedida, no parece esa clase de persona, pensó Chifuyu. Sus labios se separaron, pero sus rostros se quedaron muy cerca el uno del otro. Sentía la respiración de Baji, abrió los ojos para encontrarse esos ojos felinos mirándole directamente.
- Está bien, Here until forever suena mejor, tú ganas. – su voz era dulce y tranquila. – Pero no puedo prometerte que se vaya a quedar con ese nombre, seguramente el resto de la banda haga cambios y ya no tenga sentido.
- ¿Se la vas a enseñar al resto? – Chifuyu enrojeció de golpe. – Pensaba que la habías escrito para mi...
- La he escrito para ti. Y siempre será tu canción. Pero había pensado proponerla para el nuevo disco. – Baji se apartó de Chifuyu y observó su rostro. – Pero si no quieres no lo haré, no te preocupes.
- Está bien, es solo que... Bueno, me da un poco de vergüenza.
- Chifuyu... - Baji rompió a reír. – Nadie más que tú la va a escuchar hasta el dieciocho que tenemos la reunión, tienes tiempo para pensarte si quieres que la enseñe o no. Haré lo que tú me digas.
Chifuyu asintió con una sonrisa y miles de sentimientos golpeando su corazón y su cabeza. Baji volvió a subirse a la moto, con la guitarra en la espalda y se dirigió hacia la persiana. Pero antes de que acabase de subirla escuchó como Baji le llamaba.
- Llámame cuando salgas. – Agacho la mirada, con la excusa de quitar el caballete. – Si te apetece claro
- Claro. – Chifuyu sonrió y se despidió con la mano. – Ve con cuidado.
- Que vaya bien el día.
Chifuyu observó como la moto desaparecía de su vista antes de abrir la persiana, sin poder borrar la sonrisa de su cara. Hacía tiempo que no empezaba el día de buen humor.
Apenas había aparcado la moto cuando el timbre sonó. Abrió la puerta del garaje, porque es la que tenía más cerca, dejando entrar a Kazutora quien tenía una enorme sonrisa en la cara.
- ¿Estabas acampando en la puerta, Tora?
- Buenos días, lo primero. – contestó el del cabello mechado. – Y no, pero tu moto se escucha desde la otra punta de Tokio, así que he aprovechado para desayunar contigo, como un buen amigo que soy.
- ¿Y para nada por el salseo, verdad?
- Bueno, si quieres contarme como fue anoche, te escucharé como un buen amigo. – dijo pasándole el brazo por la espalda sin borrar la sonrisa de su cara.
- Anda, abre el maletero, te he comprado whiskey por el favor de ayer.
Kazutora abrió el maletero para encontrarse una botella de whiskey, no era el macallan 18 que le había pedido por teléfono, pero siendo sinceros tampoco esperaba que su amigo le comprase una botella de más de mil yenes, de echo si quiera esperaba que le comprase nada, así que lo cogió orgulloso. Ambos chicos subieron. Kazutora dejó la botella sobre la mesa y Baji fue a buscar dos vasos y algo de comer. No era la primera vez que ambos chicos empezaban a beber antes de la una del mediodía, pero al menos esta vez había algo que celebrar.
- Bueno. – dijo Kazutora abriendo la botella y sirviendo un poco en ambos vasos. - ¿Qué?
- ¿Qué de que?
- ¿Cómo que que de que, Kei? ¿Cómo fue ayer? ¿Tenemos algo por lo que brindar o bebemos para olvidar? – Baji soltó una carcajada ante la frase de su amigo y levantó el vaso.
- Algo por lo que brindar. – chocaron los vasos y bebieron el contenido de un trago. – Tora, la próxima vez echa un poco menos si vamos a bebérnoslo así o echaré lo poco que he desayunado encima de la mesa.
- Estas perdiendo resistencia. Bueno entonces cuenta. ¿Qué pasó?
- ¿Te vas a reír de mí?
- Si, pero eso ya lo sabes. – Baji le dio una colleja a su amigo. – Para, que me voy a quedar tonto.
- No puedes quedarte más. – Baji tomó aire antes de contárselo. – Fue el mejor polvo que he echado en mucho tiempo. Chifuyu juega en otra liga.
- ¿Así que lo único que tiene Chifuyu de santo es la cara , eh? – le dio suaves golpes en la espalda. – Bien por ti, Kei. ¿Qué piensas hacer ahora?
- ¿Eh?
- ¿Vas a seguir quedando con él?
- Tora, claro que voy a seguir quedando con él, ese chico me tiene comiendo de su mano desde que tenía trece años. – vio como Kazutora se echaba a reír mientras se ponía otro vaso de whiskey. - ¿De qué te ríes?
- De que es la primera vez que reconoces que llevas colado por ese chico media vida. – suspiró. – No es que me sorprenda, pero es raro verte así. Tú siempre eras el que no pasaba más de una noche con la misma persona y se reía de mi cuando lloraba por alguna chica.
- No he estado enamorado medía vida de Chifuyu, solo era un amor platónico.
- ¿En estos últimos catorce años te has tocado alguna vez pensando en él?
- Eres gilipollas.
- Eso es claramente un sí, querido amigo. – Kazutora se levantó riendo a poner la calefacción. – Encima era vecino tuyo, habría sido muy gracioso que estuvieras escuchando mientras te masturbabas chillando su nombre. "mmm Chifuyu, si"
Kazutora habría seguido imitando los gemidos de su amigo de no haber recibido un cojinazo en toda la cara.
Recuérdame que no vuelva a contarte nada. En la vida.
- Pero si en el fondo me quieres y te hago reír. – Kazutora se tiró en el sofá sobre su amigo y empezó a darle besos en la cabeza. - ¿No se pondrá celoso Chifuyu por esto, no?
- Deja de hacer el tonto vas a tirar los vasos. – ambos rompieron a reír, Baji esperó a que Kazutora volviera a sentarse en su sitio, dio un largo trago al vaso y lo dejo sobre su mesa soltando un suspiro. – Pero ahora enserio Tora, no sé qué voy a hacer, Chifuyu me gusta de verdad.
- Pídele salir.
- ¿Estás loco? No hace ni una semana que hemos empezado a hablar y...
Las palabras de Baji fueron acalladas por el timbre de la puerta. Los dos chicos se miraron extrañados, nadie solía ir a su casa y menos sin avisar.
- ¿Esperas a alguien?
- No. ¿Lo esperas tú?
- ¿Cómo lo voy a esperar yo, Kei? ¡Es tu puta casa!
- ¡Yo que se! La usas como si fuera una extensión de la tuya.
- A lo mejor es Chifuyu. – dijo Kazutora dándole un golpe en el hombro.
- Está trabajando.
- Igual viene a darte una sorpresa. – el timbre volvió a sonar. – Ve a mirar va.
Baji se levantó y miró por la cámara del timbre, viendo a Mikey con gafas de sol esperando ansioso en la puerta. Levantó el telefonillo.
- Hola Mikey, espera que bajo a abrirte, que no puedo desde aquí.
- ¿Mikey? – dijo Kazutora. - ¿Has quedado con él?
- No, ni me ha avisado de que venía. Voy a abrir que se me ha roto el botón del interfono. Ve sacando un vaso para él y vigila a los gatos que no se escapen.
Bajó las escaleras hasta la entrada dejando la puerta de arriba abierta. Abrió la puerta y se encontró a su viejo amigo ansioso, tal y como lo había visto en el telefonillo.
- Podrías haberme avisado, no te esperaba y...
- ¿Estas ocupado? – le interrumpió Mikey entrando y cerrando la puerta tras él
- No, pero...
- Vale, bien, necesito tu ayuda. Estoy hecho un lio
- Si, no hay problema, pero...
- Luego me lo dices, necesito contarle esto a alguien y tú eres la única persona que creo que me entenderá. – Mikey seguía interrumpiendo a Baji sin dejarle hablar mientras subía por las escaleras. – Estoy hecho un lio, sabes perfectamente que nunca he tenido dudas de este tipo, siempre he tenido muy claras las cosas y hasta me reí de ti cuando me lo contaste. A propósito, siento aquello, fue hace mucho tiempo, pero ayer besé a Takemichi sin querer y...
- ¡Lo sabía! – gritó Kazutora desde la planta de arriba. – Como me arrepiento de no haber aceptado la apuesta de Shinichiro, ahora me debería un pastón.
- ¡¿Qué hace Kazutora aquí?! – gritó Mikey mirando a Baji quien estaba en las escaleras sin poder evitar la risa. - ¡¿Por qué no me lo habías dicho?!
- Llevo desde que has entrado intentándotelo decir. – Baji suspiró intentando finalizar la risa. – Pero siendo honestos, el ya lo sabía.
- Exacto, Mikey, si alguien tiene la culpa aquí eres tú. Eres demasiado obvio. – dijo Kazutora quien se había asomado a darle la bienvenida. – No puedo esperar a contárselo a Chifuyu.
- ¿Cómo que ya lo sabía? ¿Chifuyu el amigo de Takemichi? – Mikey sentía que todo le estaba dando vueltas. - ¿Podéis explicarme que está pasando aquí?
- Siéntate y ahora te lo explicamos todo.
Mikey se descalzó y pasó para tomar asiento en el sofá contrario de donde estaban sentados los dos chicos. Kazutora le sirvió un poco de whiskey mientras le miraba con una sonrisa victoriosa. Como el mismo decía, ningún salseo se le escapaba.
- Vale, contádmelo todo ya. – demandó Mikey
- A ver, por dónde empezamos... - musitó Kazutora, como si realmente no supiese como empezar la historia. – ¡Ah, si! Por cuando le miraste el culo a Takemichi el día del concierto.
- ¿Qué? ¿Cuándo hice yo eso? – el rubio suspiró. – No sé de qué me estás hablando.
- ¿Tampoco te ofreciste a ponerte en medio en el coche da Sanzu?
- Si ¿Y qué?
- Mikey, la negación no va a ayudarte aquí. – frunció el ceño Kazutora. – Te cale desde el primer día. ¿A que sí, Kei? – Baji asintió y Kazutora prosiguió orgulloso. – Así que se lo comenté a Chifuyu para saber su opinión.
- Espera, ¿Qué pinta Chifuyu aquí? ¿Lo habéis vuelto a ver?
- Si, Kei y él se están acostando, pero ese no es el punto aquí sino...
- ¡¿Te estas acostando con Chifuyu, Baji?! ¿Por eso estabas tan interesado en que viniese a cenar? ¡Solo querías mojar el churro! Tengo que contárselo a Draken...
- ¡Basta de salseos! Tora, cierra el pico. Ya lo cuento yo. – Baji suspiró quitándole el móvil de las manos a Mikey. – Me he acostado con Chifuyu, si, una vez. Y no, no pensaba con la polla, le invité a cenar genuinamente, no me gustaba en ese entonces.
- Técnicamente si... - musitó Kazutora. – Antes me has dicho.
- Tora. – Baji le hizo una señal para que se callara y Kazutora obedeció a desgana. – Takemichi llamó varias veces a Chifuyu ayer y pude oír que estaba contigo y con Draken, no me dijo nada más. Todo el resto han sido suposiciones, bastante acertadas de Tora.
- Vale, no te vas a librar, Baji, luego me vas a contar todo lo que hay entre tu y el amigo de Takemichi. Pero necesito consejo y me da igual que esté este cabeza hueca aquí.
- ¿Sabéis que tengo sentimientos, verdad? - interrumpió Kazutora.
- Ayer Draken y mi hermana iban a tener una cita doble con Takemichi y su novia Hina. En un principio no iba a ir pero Draken me insistió porque tenía miedo de quedarse desplazado y al final acepté. Pues resulta que las chicas se fueron por su cuenta e invité a Draken y a Takemichi a casa. Y... - Mikey movía las manos como si estuviese buscando una palabra concreta en su cabeza. – No se, no le veía como a Draken no se si me explico.
- Querías empotrarlo contra una pared hasta que olvidase que era hetero. – añadió Kazutora mientras volvía a llenarse el vaso.
- ¿Cuántas copas lleva? – murmuró Mikey hacia Baji.
- Demasiadas. – suspiró Baji. – Antes has dicho que le besaste sin querer. ¿Cómo se besa sin querer?
- Ah, le fui a enseñar como se saluda en Francia y pensé que sería gracioso equivocarme y darle un beso en los labios.
- Eso no suena muy a sin querer, Mikey.
- Fue sin querer porque si hubiera sido queriendo no se habría quedado solo en eso. – dijo el rubio encogiéndose de hombros. – Precisamente por eso no sé qué hacer, nunca me ha gustado un chico y menos uno prometido.
- Te entiendo, de normal tendría fácil solución, pero si tiene novia, no creo que debas meterte.
- O si, si es famoso no cuenta. – intervino Kazutora, provocando una mirada extrañada por parte de Mikey. – Ya sabes tío, si tu pareja te pone los cuernos con un famoso no son cuernos. – se encogió de hombros y siguió con su explicación. – La mayoría de las veces ninguna de las dos partes está interesada en la otra, solo le estabas haciendo un favor, como quien firma un autógrafo.
- Tora eso es...
- Lo más inteligente que has dicho en tu vida. – le cortó Mikey con los ojos iluminados. – No son cuernos, es un favor.
- ¿Estáis tontos o que os pasa? - suspiró Baji. – Mikey son cuernos igual.
- Son ellos los que se quieren casar, no yo. – El rubio cogió la botella de la mesa y empezó a servirse un poco más de whiskey.- Si Takemichi cae será su problema no el mío.
- Así se habla. – dijo Kazutora levantándose del sofá. – Voy al baño, el desayuno no me ha sentado bien.
Baji suspiró, tal vez no había sido tan buena idea tomar algo antes de comer. Mikey le miró como mostrándole que era su turno de hablar.
- ¿Cómo que te has acostado con Chifuyu? – soltó Mikey por fin.
- ¿Y qué? No sabía que mi vida sexual fuera propiedad de la banda
- No lo es, solo es curiosidad. No sabía que fuera tu tipo.
- Desde secundaria. – gritó Kazutora desde el lavabo. – Hasta le ha escrito una canción
- Eso si es una novedad. – dijo Mikey abriendo los ojos como platos. – ¿La puedo oir?
- No. – negó rotundamente el guitarrista. – De momento es exclusiva de Chifuyu, si el me da permiso la enseñaré el dieciocho.
- Vaya, entonces vais enserio.
- No lo se aún, es complicado, todo esto pasó ayer, pero...
- Yo lo cuento. – dijo Kazutora que entró corriendo al comedor secándose la boca. – He dejado de vomitar porque este es mi momento
- ¿Estabas vomitando, Kazutora?
- Si, pero este es mi momento. Chifuyu fue el despertar sexual de Kei, en secundaria. Pero en aquel entonces él aún tenía una pelea interna consigo mismo y le costaba mucho relacionarse con las personas. – Mikey asintió, sabía bien de que hablaba Kazutora. – Pues nuestro querido amigo, al parecer había guardado todos esos sentimientos en la caja de pandora que es su corazón, pero cuando volvió a verle esa caja se abrió y ahora, el corazón indomable de Kei está confuso, porque por primera vez quiere acostarse más de una vez con una persona.
- Oooh. – dijo Mikey agarrando a Baji de la mejilla. – Nuestro rompe corazones se ha enamorado.
- Eso no es lo que ha pasado, Tora.
- ¿Qué me has dicho hace un rato?
- ¿Qué ha sido de los mejores polvos de mi vida? Si, pero...
- No, eso no. – le cortó Kazutora. – Bueno eso también es importante, pero me refiero a lo otro, lo de que te tiene comiendo de su mano y que quieres seguir viéndolo. Y lo de que te has masturbado pensando en él.
- ¡Yo nunca he dicho eso último!
- Ves, Mikey, pero el resto si, se nos ha enamorado.
Mikey abrió grande sus ojos y abrazo con fuerza a Baji, estaba seguro que ni él ni nadie de la ToMan hubiese creído nunca que su guitarrista se fuera a enamorar. Baji tenía un gran corazón, y eso nadie lo ponía en duda, pero ese órgano lo destinaba únicamente a sus amigos y a su madre. Nunca se había enamorado y nunca había pasado más de dos noches con la misma persona. No era un cabrón, siempre dejaba las cosas claras antes y no hacía nada si veía que la persona no lo iba a entender, pero si le hubieran preguntado quien de la banda creía que moriría soltero habría puesto la mano en el fuego por Baji. Odiaba los compromisos, incluso con su propia banda, por lo que el simple hecho de que estuviese planteándose volver a quedar con Chifuyu era toda una novedad. Se alegraba por él, le deseaba lo mejor, además si Baji y Chifuyu empezaban a salir más a menudo podría encontrar fácilmente una excusa para seguir viendo a Takemichi. Alzo su vaso mientras sonreía.
- Ojalá la fortuna te sonría esta vez, Baji.
Baji no dijo nada, simplemente levantó el vaso y brindó. Estaba feliz de que Mikey, quien era claramente el líder de la banda no pusiese objeciones en sus planes de relación, pero la última palabra no la tenía Mikey, sino Chifuyu.
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¡Buenas! No suelo escribir nunca al final de los cápitulos pero os debo una enorme disculpa por llevar tanto tiempo sin actualizar. Se me juntó el bloqueo a la hora de escribir con problemas personales y se me hizo todo un mundo. Me siento bastante mejor últimamente y , aunque no puedo prometeros actualizaciones diarias intentaré actualizar más a menudo. En este tiempo también he estado preparando un capítulo extra de otra de mis historias *autospam* y espero también poder subirlo pronto. Muchas gracias por leerme y espero que os esté gustando la historia tanto como a mi escribirla, aunque a veces me frustre por no saber escribirla como quiero. <3
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