43: PENTHOUSE
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"Solo personal autorizado."
Sonreí al leer el aviso en el estacionamiento.
-¿Por qué sonríes?
-Cuando vivía aquí... pensaba que el dueño del edificio era un creído que no se preocupaba por sus inquilinos. Luego, cuando supe lo del cambio de dueño... pensé que el nuevo dueño tenía mucha clase cuando vi sus autos pasar a esta área. Me equivoqué, la nueva dueña tenía demasiada clase, pero por su forma de ser.
-Si estas intentado coquetear conmigo, te informo que tengo esposa. - Becky bromeó mientras nos bajamos de la camioneta.
Entramos al ascensor y cerré los ojos. New York me traía tantos recuerdos, buenos en mayoría.
Como Nam gritando en el ascensor. Cuando la puerta se abría y el ascensor parecía una sala de juntas de amigos.
O como cuando Becky detuvo el ascensor porque se había enojado conmigo por ir a comer ramen sin ella.
-¿A dónde prefieres ir? - Becky preguntó mientras señalaba los botones del ascensor.
Marqué el último piso sin dudarlo.
Luego tendría tiempo de visitar mi antiguo apartamento y mi actual oficina. La cual, ciertamente no frecuentaba al igual que no frecuentaba New York.
La puerta del ascensor se abrió y el guardia de seguridad se paró rápidamente de su silla cuando nos notó haciéndome sonreír.
-Jefa Chankimha y señora Armstrong. No tenía informado que vendrían.
-Fue una sorpresa, pero no se preocupe. Solo nos quedaremos unos días, Engfa vendrá con algunas cosas para pasar unos días. - Becky le notificó mientras me acercaba al ascensor privado que daba al Penthouse.
Becky me pasó la tarjeta de identificación para poder entrar y subimos.
Las puertas se abrieron y antes de poder acercarme para abrir la puerta de entrada, leí el papel que había pegado en ella.
"Estimada Sarocha Chankimha:Mediante este medio QUIERo informartE Sobre nuestra CitA... aquí todo volvió a Ser, Aquí todo fue... poR lo que aquí quiero TE?ner una cita contigo sin importar tener que viajar largas horas solo para una ello... YO iré al fin del mundo porque es CONTIGO y QUIERO todo contigo.
Att: Tu Nutria."
Leí rápidamente el mensaje y volví a leerlo donde se resaltaban algunas letras en color azul y volteé para abrazarla.
-Quiero contigo, todo porque te amo y quiero demostrártelo.
-No tienes que hacerlo, amor. Ya estamos casadas. - Respondí intentado no llorar mientras señalaba mi anillo.
-Lo sé, pero yo quiero. Siempre y cuando tú quieras.
-Siempre voy a querer si es contigo. - Le di un beso rápido y volví a mirar el papel.
-Será luego de la boda de Saint para dejarlo disfrutar y a Beer. Pero bueno, ya luego tenemos tiempo para aclarar los detalles. Entremos. - Pasé la tarjeta y la puerta se abrió.
El apartamento había cambiado mucho, pero para bien. Ahora tenía toques más modernos y la oficina se había transformado en una habitación para cuando Salomé y Sarah eran pequeñas.
Los muebles habían cambiado, el comedor ahora era más grande. Según Becky, fue para que la familia se pudiese reunirse y comer junta, pero jamás comimos en familia en el comedor.
Prácticamente, en cada esquina del Penthouse tenía tantos momentos que me era imposible no recordarlos. Desde Bonbon haciéndome correr para que me devolviera mi pantufla, como ver a Becky jugando a las escondidas con las pequeñas hasta... Becky y yo.
-Recuerdos, sé que te trae recuerdos y estas recordando. - La escuché hablar y la miré comenzando a subir las escaleras.
-¿Por qué tan segura? Igual puedo solo estar observando los detalles.
-Porque recuerdo cuando subí por tu contrato, te observé desde acá arriba. Parecías un ángel y te observo ahora... - Becky terminó de subir las escaleras y me miró.
-Sigues siendo un ángel.
-¿Vas a buscar otro contrato? -Pregunté divertida.
-Voy a verificar el aire acondicionado de nuestra habitación y a verificar que hayan traído la ropa que pedí. -Fue a girar, pero se detuvo.
-Para lo que ocurrió luego del contrato, no necesito otro contrato ahora. - Añadió.
-Lo habías planeado.
-Sí, por supuesto que sí.
Becky desapareció de mi campo de visión y subí las escaleras, pero me desvíe hacia la habitación que una vez ocuparon Salomé y Sarah.
Entré y quise llorar.
Becky no dejaba de sorprenderme. La habitación estaba decorada con fotografías de ambas que colgaban de globos azules y justo en el centro, había un solo globo rosado con una fotografía de mi que desconocía de su existencia.
-Sabía que vendrías primero aquí.
-No tenías que hacerlo amor. -Comenté mientras miraba algunas fotografías.
-No hay que tener que hacer algo para hacerlo. No tiene que ser un día especial para querer hacerte una sorpresa. Aunque desde que estoy contigo, todos los días son especiales..
-Si me estas intentando conquistar, te informo que mi esposa es celosa.
-Me enfrento a mi misma y ante quien sea... por ti.
Me acerqué y la besé.
Sabía bien que Becky sí era capaz de enfrentarse ante quien fuese, ya me lo había demostrado. Y el beso podía haber continuado, pero el timbre sonó y nos tuvimos que separar.
-Debe ser Engfa para traer lo que pedí.
-¿Qué pediste?
-Comida. - Respondió con una sonrisa.
-Iré por ella, puedes quedarte aquí o pasar a nuestra habitación. Escoge la película que quieras ver.
En comparación con Becky, yo era una pésima pareja a la hora de sorprender y dar detalles, pero iba a hacer que eso cambiase.
Quería darle más detalles a ella. Entré a nuestra habitación y no dudé en pasar al baño para buscar una de las batas que de seguro colgaban allí. Escuché la puerta abrirse y salí a la habitación mientras amarraba la bata para tener abrigarme.
-Amor. - Hablé de forma acusatoria y Becky me mostró sus dientes.
-No me mires, ya estaba encendido. - Se defendió mientras dejaba sobre la mesa de noche un par de bolsas.
-Engfa trajo comida para ahora. Ella volvió a salir para ir por comida para luego.
-¿Cuantos días nos quedaremos?
-Tres. Solas tú y yo.
Y sonreí, tenía todo lo que podía tener al instante frente a mi.
Mi BecBec muy sonriente mientras buscaba el control remoto del TV. Extrañaba el Penthouse, habían pasado más de ocho años desde la última vez que estuvimos en él. Era utilizado como Penthouse de vacaciones para nuestra familia en general que lo necesitase.
Nos pusimos cómodas y nos subimos a la cama. Comida, frío, películas, Becky y yo solas, algo que no pasaba hacía mucho.
Becky comenzó a reír de repente. Miré la película, no estaba en un momento gracioso para su repentina risa.
-¿Beck? - Pregunté con temor, quizás ya se le había soltado el último tornillo que la mantenía coherente.
-No estoy loca... es que... amo esto. Nosotras dos solas, como en los viejos tiempos, pero me estaba preocupando por si alguno de nuestros terremotos entraba de repente. - Señaló hacia la puerta.
-Los extraño. - Confesó mientras dejaba de reír.
Negué con la cabeza y antes de volver a poner atención en la película, Becky se había subido sobre mi.
-Amor... - La miré sin entender su comportamiento en absoluto.
Primero reía, luego extrañaba y ahora estaba sobre mi.
-Los extraño, pero amo esto contigo. Estar a solas contigo, viendo una película, comiendo o comiéndonos.
-Pero no nos come... - Becky no me dejó terminar al callarme con un beso.
-Te juro que estoy mucho mejor de la operación, puedo. - Comentó cuando nos separamos para tomar aire.
Y era cierto, Becky hacía su vida diaria con normalidad. Pocas veces se quejaba de molestias o pocas veces lo dejaba saber.
-Me parece bien que ya estés mejor, pero... le recuerdo que la debo sancionar. - Becky mi miró con una ceja alzada y sonreí.
-Por cada día, noche, hora, minuto y segundo en el que no me dejó ver el verde de sus ojos. Por cada instante en el que me despertaba en nuestra cama y no estabas. Por cada intento en el que no sostuviste tu cadena. Y puedo seguir nombrando cada instante por el cual mereces una sanción, pero creo que me has entendido.
-Mi dispiace, amore.
La besé mientras me movía para que ella quedase debajo de mi. Me apoyé de mis codos para poder observar su rostro, sus ojos café.
-Si me vas a besar, que sea para hoy. -Comentó y la besé.
-Si me vas a volver a besar que sea, pero para ayer. - Y la volví a besar.
~~~~~~~~
Observé a mi esposa dormida a mi lado y no dudé en acariciar su espalda desnuda. No sabía que hora era, pero el sol comenzaba a salir.
Me bajé de la cama y tomé otra de las batas de baño tras entrar para poder bajar a la cocina, confiaba en poder encontrar algo de comer. Bajé y para mi sorpresa, sí había comida y recordé que Engfa debía volver con algunos encargos para el resto de días.
Tomé un paquete de galletas y volví a subir para buscar mi celular. Esperaba que luego de tanto tiempo, mi cafetería preferida siguiese en pie. El celular sonó tres veces y Engfa lo tomó.
-Engfa , calma. No te llamé por ello, aunque sí me perturba que lo digas.
-Es por si a caso, es mejor aclarar las cosas a tiempo... como ninguna de las dos estaba en el piso inferior, supuse...
-No supongas nada, Engfa. Mejor, ¿puedes verificar si la cafetería a un par de calles está abierta? Si lo está, quiero desayunar de ahí.
-Vale, Freen. Iré a verificar y te marco de nuevo para avisarte.
Dejé el celular sobre la mesa y observé a Becky, se estaba moviendo mientras pasaba su mano por mi lado de la cama.
Me acerqué con cuidado y dejé un beso en su espalda.
-Buenos días, Beck.
-Amore, boungiorno. ¿Cómo amaneció? - Preguntó tan pronto se sentó en la cama.
-Muy bien, agradecida por despertar a tu lado y deseando ver tus ojitos café de nuevo.
El celular de Becky sonó a la par que el mío y ambas nos miramos con temor, podía apostar que habían hecho la competencia de "cual mamá toma primero la llamada".
Me puse de pie para tomar los celulares y Becky aprovechó para ir al baño. Al salir, yo la esperaba con nuevas llamadas.
Primero habían sido Salomé y Sarah. Luego Antonia y Victoria. Ahora, llamaba Salomón y de nuevo Salomé.
Becky se subió a la cama y tomamos las llamadas, Salomón celebró mientras que Salomé terminó la llamada. De su lado de la pantalla, estaban los ocho intentando aparecer en el plano de la cámara.
-Míralos, como que ahí y ahí. - Becky señaló dos mínimos espacios vacíos en la pantalla.
-Caben dos más. - Alejé el celular de ella y me arropé lo más rápido que pude.
-No tenemos un hijo que cumpla en julio. - Apagué el micrófono de nuestro lado.
-¿Qué insinúas? - Pregunté de inmediato.
-Anoche pudiste quedar embarazada.
-No, me protegí mentalmente y en todo caso... te tocaría a ti. Así que... calladita.
Sabía sobre la meta de Becky sobre los diez hijos y no me molestaba en absoluto que fuesen diez. En nuestra casa cabían y en nuestros corazones también, pero no estaba dispuesta a pasar por todo lo que implicaba quedar embarazada.
¡Holaaaaaa! ¿Cómo están? Aquí el último capítulo peroooo les regalaré un capítulo más por sobrepasar la meta🤭.
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